Capítulo 8

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Nos convertimos en dos extraños después de todo,pero... ¿Alguna vez dejamos de serlo?

NARRADOR

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María José despertaba radiante,feliz. Cómo sí arriba de su cabeza se formará un arcoíris lleno de luz, no podía dejar de pensar en el día de ayer, en lo maravilloso que fue, en lo viva y feliz que se sintió al lado de aquélla castaña.

María José sabía que estaba pérdida, ¿le importaba? No, claro que no. Sólo le importaba sí la castaña que ponía de revés sus días se sentía igual. María hizo una corta rutina de ejercicios en el comienzo de su día, nadó un poco en la alberca, se ducho y ahora se dirigía al comedor para desayunar.

— You don't have to say you love me. (No hace falta que digas que me amas), i just wanna tell you something. (Sólo quiero decirte algo), lately you’ve been on my mind. (Últimamente he estado pensando en ti).

María José cantaba aquél corto fragmento de una canción con una sonrisa, llegó al comedor pero no vio a nadie desayunando, fruncio su ceño rápidamente.

Pero dirigió sus pasos cuándo escucho voces provenientes de la terraza, rápidamente camino hacia allá. Ahí estaba su padre con Daniela desayunando, María José sonrió al ver a Daniela, sus miradas no se habían encontrado aún.

— Buenos días.— Saludo alegremente la morena con una sonrisa, él mayor al oír la voz de su hija sonrió parandose de su asiento.

— Hija, buenos días. ¿Cómo dormiste?— Preguntó el mayor dejando un beso corto en la mejilla de la morena.

— De maravilla, papá.— Respondió la morena buscando la mirada avellana de la castaña, no obtuvo resultado.

— Siéntate con nosotros, apenas empezamos a desayunar.— Comentó el mayor abriendo una silla para la morena, ella asintió lentamente viéndo a la castaña.

Alguien de la servidumbre llegó y sirvió un plato a la morena con su respectivo desayuno, empezaron a comer y se sentía cierta tensión extraña en el aire, Juan Carlos rompió ese silencio.

— Hija, ¿dónde fuiste ayer? Te esperamos con tú hermana, pero nunca llegaste.— Comentó él mayor masticando un trozo de fruta.

— Oh sí, ayer salí un rato a caminar y se me fue la noción del tiempo.— Contestó viéndo los ojos de Daniela una fracción de segundos.

—¿Saliste con tus amigos?— Indago él mayor sospechoso de las miradas de ambas chicas.

— Sí, fuimos al cine.— Mintió la morena comiendo su desayuno, su buen humor de había al retrete al ver la actitud de Daniela.

— Me voy.— Agregó la morena tomando su vaso de jugo.

—¿Tan rápido?— Indago él mayor parandose de su asiento, la castaña seguía sin decir nada. María José apretó los labios.

— Tengo trabajo, buen día.— Espetó y se fue sin más.

”Vaya comienzo, Daniela Calle.” Pensó la morena tomando sus cosas para ir al hospital.

(...)

—¡Pochas!— Exclamó un sonriente Rafael abrazando a la morena, María José rió ante el afecto de su amigo.

—¿Cómo estás? ¿Qué tal tú día ayer? Te extrañé al no verte aquí ayer, baby.— Agregó el pelinegro revolviendo un poco el cabello de la morena.

Inmarcesible || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora