Capítulo 19

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¿Dónde estaba? ¿Qué era de mí? ¿Qué era todo aquéllo qué me hacía feliz? Ya no estaba más, no estaba cómo todos lo pedazos que alguna vez perdí.

NARRADOR

2 días después...

— Calle, amor, ¿adónde me llevas?— Preguntaba una sonriente María José con los ojos vendados, mientras sentía el cuerpo de su castaña detrás de ella, una risita de niño pequeño llegó a su oído cómo respuesta.

— No seas impaciente, amor de época.— Respondió Daniela viéndo que ya pronto llegaban a su destino, una pequeña sorpresa con la mujer que ama a su lado era lo que necesitaba Daniela.

— Bien, hemos llegado.— Avisó la castaña con una sonrisa que María José no podía ver pero sí la imaginaba.— Sorpresa.— Susurró la más alta quitando la venda de los ojos a la ojiverde, María José parpadeo un par de veces para adaptarse a la luz.

Fue entonces cuándo se vio en un invernadero, con un lindo kiosco en medio de aquél lugar lleno de todo tipo de flores, en medio de aquél kiosco una mesa iluminada con luces y una cena lista, el lugar era casi irreal para la morena.

— Amor... Esto es increíble, no sé qué decir.— Hablaba María José rápidamente con emoción, Daniela rió antes de tomar ambas mejillas de su amada y besarla en ese momento que se sentía mágico.

— No quiero que digas nada, sólo quiero que cenes conmigo bajo las estrellas está noche.— Murmuró una vez se separaron del beso, la morena sonrió ampliamente asintiendo con su cabeza.

— No puedo contigo y tus sorpresas.— Comentaba María José caminando hacia la mesa de la mano de la castaña, Daniela soltó una risita.

— Sólo quiero lo mejor para ti.— Contestó con una sonrisa, mientras abría una silla para la morena.

—¿Qué hay de cenar?— Preguntó la morena con curiosidad una vez estaba sentada en su silla, Daniela se sentó en la silla libre y destapó el platillo de esa noche.

—¿Pizza? Ok, literal todo lo tuyo es único.— Arrojó la morena soltando una carcajada, Daniela la acompañó y no podía dejar de ver aquéllos ojos verdosos con un brillo especial en ellos.

La cena transcurrió en juegos, besos, bromas, plática desde lo más bobo hasta lo más profundo, en una que otra indirecta sensual, en miradas pícaras, pero sobre todo había amor.

— Debo confesar que ha sido la mejor cita.— Comentó la morena recargando su mejilla en su puño, Daniela sonrió orgullosa.

—¿Bailas?— Preguntó de pronto la castaña, María José sonrió confusa ante la petición.

— No hay música, Calle.— Respondió con obviedad, Daniela sonrió levantándose de su asiento y tomó la mano de María José, la llevo más al centro del kiosco.

Entonces una melodía comenzó a sonar, haciéndo que María José abriera sus ojos sorprendida, Daniela tomó su cintura, la morena enredó sus brazos en el cuello de Daniela y comenzaron a bailar lentamente el ritmo de la melodía.

— Esto es... Mágico

Sí, María José estaba sin palabras y muy sorprendida por lo que esa castaña podía llegar a hacer por ella, simplemente su pecho se llenaba, su corazón bailaba y palpitaba con fuerza, todo su cuerpo se convulsionaba y sólo quería gritar cuánto amaba a Daniela Calle.

La amaba, no había duda de ello.

La amaba tanto que su corazón sólo latiría por ella en su último suspiro.

Inmarcesible || TerminadaWhere stories live. Discover now