Capítulo 17

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Déjame decirte que eres demasiado, cómo todo aquéllo que también no era para mí.

NARRADOR

Las luces de la ciudad, la noche un poco fría, los claxon de los coches se escuchaban en una larga cola dónde el tránsito estaba detenido por un accidente, una morena que buscaba algo en su bolso después de haber acabado su turno alzó su vista, cuándo sintió que el chófer del taxi se detenía.

— Lo siento señorita, hay un choque y no creo que salga de aquí.— Exclamó el hombre con mal humor, la morena evitó rodar los ojos cuándo escucho "accidente".

— Genial.— Mencionó la morena sarcástica, en vez de encontrar lo que buscaba antes tomo su teléfono, vio la hora y era algo tarde de la hora acordada que tenía con la castaña.

— Me bajo aquí, gracias.— Comentó al chófer dándole un billete, el hombre se encogió de hombros tomando el billete, la morena suspiro y bajo del taxi.

—¿Estoy cerca del Roosevelt?— Preguntó la morena al conductor.

— A una cuadra y media.— Respondió el hombre sin verla siquiera, la morena asintió y decidió empezar a caminar.

(...)

— No puedo creer que este caminando cuadra y media por alguien, eres grande Poché, una gran idiota.— Aquélla morena caminaba y no dejaba de hablar con ella misma.

— Acabaré con todo esto, Daniela no puede venir escribirme un lindo poema y pensar que me tendrá a sus pies.— Seguía hablando sola y ni se percataba de el camino, sólo de sus pies que caminaban más rápido.

— Por supuesto que no, he caído tan bajo por alguien. ¿Por qué la tengo que buscar yo y no ella a mí? Ella se fue, ¿no?— Un chico que pasaba a su lado la quedó viendo raro, negó con su cabeza y siguió caminando.

— Pero no, tengo que venir yo y apuesto que... Cuándo la vea me derretiré y todo quedará en blanco.— Fue lo último que dijo cuándo vio el imponente edificio y la entrada con un botones abriendo la puerta.

— Buenas noches, señorita. Bienvenida al Roosevelt.— Saludo el hombre con una amable sonrisa en su rostro, la morena sonrió a medias.

Se dirigió hacia adentro y fue a recepción para preguntar por la habitación de la castaña. Arreglo un poco su cabello con puntas azules para verse más decente según ella.

— Buenas noches, ¿en qué le puedo ayudar?— Una chica muy carismática con lentes ofrecía ayuda a la morena.

— Emm...- María José quedó unos segundos dubitativa, decidiendo sí subir arriba era buena idea para ella después de todo.

"Hablamos y no pasará nada, María José." Se repetía mentalmente la morena.

— Busco a Daniela Calle.— Completó la morena con una sonrisa mientras jugaba con sus dedos, señal de nervios que ni ella sabía.

La chica tecleo rápidamente en el computador, pasaron unos segundos que fueron eternos para la morena, entonces la chica sonrió amable.

— Habitación 125.— Mencionó, la morena sonrió en señal de gracias y se encaminó hacia los elevadores.

La morena presionó el botón llamando la caja metálica, espero un poco cuándo las puertas se abrieron, entró a la caja metálica presionando el botón correspondiente, una vez las puertas se cerraron dio un breve suspiro, se miro en los espejos del ascensor arreglando un poco su ropa y cabello.

El característico pitido final del ascensor la sacó de su trance, salió de la caja metálica mientras veía cómo dos adolescentes subían a el también, se veía que habían tenido un buen rato, María José rió a sus adentros y negó con su cabeza caminando a la habitación de la castaña.

Inmarcesible || TerminadaWhere stories live. Discover now