Final

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No sabes cuántas veces deseé ser la ayuda de un minuto por medio de miles de kilómetros alejados de ti.

NARRADOR

Long Island / El gran día

La mansión Garzón estaba llena de muchos trabajadores ese día, Valentina la menor de los Garzón supervisaba que todo lo que ordenaba fuera cumplido, la menor estaba orgullosa del trabajo que había logrado, quería impresionar a su padre en su cumpleaños número 50 y esperaba que así fuera.

— Señorita, ¿dónde pongo la champaña?— Un trabajador se acercaba a la menor con una caja en mano.

— Por favor llevala a la cocina, diles que la pongan en hielo para que este fría en la noche.— Ordenó con una sonrisa amable, el joven asintió y se retiró.

—¡Bu!— Valentina daba un brinco cuándo escucho ese "bu" en su oído, se dio la vuelta para ver a su padre riendo, ella rodó los ojos.

— Papá, casi me matas del susto.— Se quejó aún con su corazón acelerado, Juan Carlos no dejaba de reírse de su hija.

— Ush, te va a dar un ataque.— Agrego la menor ofendida, se cruzó de brazos haciéndo un puchero, Juan Carlos calmó su risa.

— Ay hija, no seas amargada. ¿Y mi felicitación qué?— Mencionó Juan Carlos con los brazos extendidos, su hija menor sonrió y se lanzó a sus brazos, empezó a dejar besos en su mejilla eufórica.

— Feliz cumpleaños, papi. Ojalá me dures 200 años.— Comentó la menor una vez se separó de su padre, Juan Carlos evitó romper a llorar, sabía que ese número era imposible.

— Durare 300 y tú vas a estar más vieja que yo.— Bromeó apaciguando sus pensamientos, la chica rió sin poder evitarlo.

— No lo creo, jugaremos fútbol y te patearé el trasero.— Alegó la menor con seguridad, Juan Carlos rió y abrazo a su hija dejando un beso en su coronilla.

—¿Cómo ves todo?— Le preguntó la menor después de un rato, Juan Carlos observo todo ya casi listo.

El jardín de la mansión estaba decorada increíblemente bien, se notaba que su hija no había escatimado en gastos, pero eso no le importaba sólo la quería ver feliz.

Había una pista, el laberinto del jardín estaba perfectamente decorado con luces que serían encendidas en la noche, una pequeña arquitectura con una mesa dónde seguramente iría el pastel, la arquitectura también iluminada y decorada, más y más cosas que Juan Carlos no se detuvo a observar habían en el jardín, sería en grande la celebración.

— Me gusta todo, estoy orgulloso de ti.— Mencionó Juan Carlos con una sonrisa a su hija, la menor sonrió nostálgica.

— Sé que casi no te digo que eres mi orgullo, pero lo eres, hija. Estoy orgulloso de la esposa, hija y muy probablemente futura madre que serás, siempre buscas dar lo mejor para todos y eso me llena el alma.

— Porqué tú madre y yo es lo que buscábamos enseñar en ustedes, ustedes cómo mis hijas son lo mejor que tengo, y el decirles cuán orgulloso de ustedes estoy me parece una falta de respeto,— La menor rió con lágrimas en los ojos, Juan Carlos sonrió y rodeó su brazo alrededor de los hombros de su hija.

— Nunca olvides cuánto te amo y lo orgulloso que estoy de ti.— Finalizó dejando un beso en su coronilla, cerró sus ojos y una lágrima resbaló por su mejilla, la limpió rápidamente antes de que su hija la viera.

— Ay papá, ya me hiciste llorar.— Chilló la mejor riendo, Juan Carlos sonrió negando con su cabeza.

— Bueno te dejo en lo tuyo, veré que hago mientras llega la noche.— Comentó el mayor sonriendo, Valentina asintió y fue a ver los últimos detalles.

Inmarcesible || TerminadaWhere stories live. Discover now