Capítulo 11

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Sacando mi lado más poético hasta el más depresivo, dejando piezas rotas, para no decir que estaba destruida por completo.

MARÍA JOSÉ

Pateaba, me quejaba, golpeaba el hombro de Calle y parecía importarle un carajo. Calle nos encerró en una habitación y fue cuándo toqué el suelo de nuevo, le di un empujón y me arrepentí de hacerlo, ya que sentí cómo todo daba vueltas.

Me sostuve de lo que era al parecer un escritorio, esperé unos segundos para volver a mi estado normal, me detuve a observar la habitación y era muy hermosa, era blanca con colores grises, al parecer está era la habitación de Thomas.

— Deberías comportarte y no hacer esos shows.— Fruncí mi ceño al oír lo que decía Calle, sentía cómo el alcohol era reemplazado por el enojo.

—¿Disculpa? Lo que yo haga no te interesa, además es muy cosa mía sí quiero dar ”shows”.— Espete haciéndo comillas con mis dedos, ella tenso la mandíbula.

—¿Entonces irás de nuevo a bailar de esa forma y besar a esa extraña?— Preguntó con notable enojo.

¿Me está jodiendo acaso? Pensé.

—¿Y a ti qué más da te da?— Pregunté con aire pedante, ella fruncio el ceño y empezó a negar con la cabeza rápidamente.

— No puedes, no...

—¿Besar a otra chica? Pero sí tú y yo no somos nada.— La interrumpí dándole la espalda, ella tomó mis hombros y me volteó, me vio a los ojos.

—¿Me quieres hacer enojar? Porqué lo estás logrando.— Contestó con la mandíbula tensa, mire a Calle y no sabría descifrar su mirada.

— Tal vez enojada me dejas en paz.— Respondí rodando los ojos, ella intentó tomar mi cintura pero la evadí.

— No me quieres ver enojada, María José.— Dijo viéndome fijamente.

Mi cerebro se quedó en blanco, y no pensaba cosas muy buenas que se diga, maldito alcohol y sus efectos en mis hormonas.

—¿Podemos hablar ahora?— Preguntó cambiando el tema drásticamente, negué con mi cabeza.

— Tú y yo ya hablamos, ahora sí me disculpas hay una fiesta abajo.— Quise ir hacia la puerta pero fue inútil, Calle se interpuso en mi camino.

— Tú no irás a ningún lado.— Habló firme, llene de aire mis pulmones pensando cómo salir de la habitación.

—¡¿Por qué insistes tanto?! ¡¿Por qué no me dejas en paz?! ¡Podría estar teniendo sexo con esa chica y eso a ti ni te importa!— Grite ya harta de su insistencia.

Ella dio dos zancadas y me pego a su cuerpo bruscamente, me derretí en ese momento.

—¡No puedo! ¡Joder no puedo!— Gritó de la nada, me quedé callada sin saber que decir ante su confesión, un silencio nos envolvió a ambas.

—¿Eso le dices a todas?— Fue lo primero que salió de mi boca después del silencio, ella fruncio el ceño.

— No hay otras, sólo estás tú. ¿Es tan difícil de entender?— Respondió afianzando su agarre en mi cintura.

— No hay más, sólo estás tú, quiero que seas sólo tú. No puedo alejarme de ti, eres algo tan adictivo y no sé qué me pasa contigo.— Acaricio mi mejilla lentamente, juro que con esa simple caricia mi cuerpo entero se estremeció.

— Por favor, enseñame y descubramos lo que pasa, yo quiero saber que es amar y...— No la dejé hablar, no sabía que era pero sólo la besé, la necesitaba cómo el oxígeno que necesito para respirar.

Inmarcesible || TerminadaWhere stories live. Discover now