Todo lo que queria

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Veo que estas feliz. Muy feliz. Demasiado feliz para mi gusto. ¿Qué te sucede? Definitivamente no tienes idea de lo que esta pasando, o quizá ni siquiera te importa. ¿Te importo yo acaso? ¿Hay algo en tu patética vida que te importe? Respóndeme Richard. 

Robin abrió los ojos de golpe. El corazón palpitándole pesadamente en el pecho, el sudor le bañaba la frente...¿Pesadilla? Hacía mucho tiempo que no tenía una. Al menos no una tan específica.

La voz de Starfire en su cabeza se escuchaba...anormal. Por no decir "molesta" que era una de varias emociones que no había experimentado con su novia. ¿Por qué había soñado eso? Star no estaba tan molesta con él.

Robin estaba consciente de que no habían pasado mucho tiempo juntos, que había sido grosero y un tanto distante. Pero ella tenía que entender que era para el bien de todos. Protegerlos de... ¿De qué? 

Se incorporó y respiró hondo. Pasó ambas manos por su cabello y su mirada se clavó en el techo.

—¿Robin? —murmuró Starfire con voz adormilada.

—No es nada...vuelve a dormir Star— Robin ni siquiera la volteó a ver.

Starfire suspiró. Se acercó a Robin y lo abrazó por la espalda. 

Lo único que se escuchaba era el sonido de sus calmadas respiraciones; Robin en especial podía sentir el palpitar del corazón de su amada en su espalda. Era una sensación agradable, que desgraciadamente no se había dado la oportunidad de disfrutar.

—Estoy bien.

—No pienso lo mismo Robin...Estoy preocupada — Starfire habló con una voz apagada.—Quiero entenderte, quiero que estés bien...quiero que conversemos.

El muchacho suspiró. 

Como en muchas otras ocasiones se encontraba sin palabras. Se separó de la chica y la miró a los ojos.

—La oscuridad hace que tus ojos brillen más... —dijo él en una especie de trance. 

Por mas lindo que haya sido el comentario, estaba un tanto fuera de contexto. Starfire lo notó y una expresión confundida apareció en su rostro.

—¿Prefieres conversar en otra ocasión? 

—Sería lo mejor.

El silencio incómodo se apoderó de la habitación; torpemente ambos regresaron a sus respectivos lugares en la cama. El ambiente se sentía pesado y en el caso de Robin, sentía una presión en el pecho.

—¿Star?

—¿Qué sucede Robin?

—¿...Me odias?

Mientras estemos juntos, estaremos bienWhere stories live. Discover now