Capítulo II- Detrás de las gradas.

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Conforme pasaba el tiempo mi curiosidad por saber que era lo que se sentía ser besada era mayor, pero siempre el miedo era más grande que cualquier curiosidad de intentarlo. Era algo que no podía evitar, deseaba hacerlo pero me daba tanto pavor que salía huyendo en cuanto podía.

Cuando ingresé a la secundaria todo estaba muy bien, no era la abeja reina de ahí, pero si tenía un estatus que cubrir, y podría decirse que era la chica que a todos le agradaba sin llegar a ser pesada. Tenía amigos por montones pero mi desgracia empezó cuando Malcom- el chico listo del salón- comenzó a mostrar un ligero interés por mí. De verdad que me sentí alagada, sí, pero en cuanto él se acercaba a hablarme salía huyendo como si él fuera una peste o plaga horripilante. Obviamente  él pudo darse cuenta y le preguntó a Karla – mi mejor amiga- que era lo que ocurría conmigo. Le conté a Karla una mentirota, mis palabras exactas fueron: - La verdad es que me gusta otro chico y no quiero que Malcom se haga ilusiones.- Ella brincó de alegría y estuvo insistiendo por semanas que le dijera el nombre del susodicho. Cómo era de esperarse no tenía a nadie en la mira, pero justamente se atravesó por ahí Peter cuando intentaba esquivar esa charla. Sabía que él nunca se acercaría a mí de nuevo incluso aunque fuera la última chica sobre la tierra, ella lo miró después de que yo lo señalara con los ojos y dijo:- Kendra, él es el novio de Melany. No puedes hacer eso.-

-Lo sé, no te preocupes. No hare nada, solo dije que me gustaba, pero no es nada raro, eso les pasa a todas.-

-tienes razón- Dijo ella sonriendo y haciendo un gesto de despreocupación.

Melany era la dueña del colegio, por así decirlo, todo mundo le obedecía quien sabe porque razón, todos decían que porque era muy linda, pero realmente era una bruja despiadada, desde siempre lo había sido, solo que sus pechos este año eran enormes, mucho más que los de la directora y vaya que los de la señora Green eran como los Megan Fox.

Todos eran súbditos de “mielany” como yo le decía, no por equivocación, si no por hacerla molestar, pero yo, yo no, siempre había sido libre, incluso en mi decisión de no besar a nadie, y también en llenarle la cara de tierra a Peter cuando éramos niños, que a veces me lamentaba por ello.  

Una mañana estábamos en clase de matemáticas y me llegó una notita a mí asiento, de esas que pasan por todo el salón y al final ya no sabes ni quién te la manda.

-Te veo detrás de las gradas a la hora de salida- Era lo que decía.

Fingí desinterés pero realmente me carcomía la duda, ¿Sería de Peter? ¿Al fin me hablaría nuevamente? Giré la cabeza por todos lados intentando ubicar quién se notaba más sospechoso pero mi radar no estaba bien encendido ese día porque nadie lo parecía.

Cuando terminó la clase tomé mi bolso  y me dirigí a dónde me habían citado. Fue tan grande mi sorpresa al ver que no era Peter, no, era Malcom que parecía no darse por vencido, no sé cómo lo hizo pero llegó antes que yo y ya me esperaba con una magdalena y una sonrisa a todo lo que daba. Volteé los ojos en forma de desaprobación y cuando estaba totalmente frente a él le dije: - ¿Qué pasa?- De mal modo.

-Yo… Yo… - Decía temblorosamente. Malcom, era alto y guapo además de tener los mejores promedios en la escuela, su padre era  gerente de una empresa de autos deportivos y por lo regular siempre tenían los mejores coches, casas y las mejores cosas de todo el condado, pero él no era con quién cedería al sufrir de asdasdsas… Mi primer beso. Me causaba ñañaras si quiera pensarlo. – Verás, Kenny, tú sabes que… bueno… me gustas.-
Se me quedó viendo tan fijamente a los ojos que sentí una presión en el pecho muy extraña y después me miró a los labios ¿Qué estaba a punto de hacer? ¿Él me iba a besar? Miré hacia todos lados y observé que Mielany y Peter se acercaban a nosotros, él se paró en seco y mi única reacción fue soltarle de sopetón una cachetada.

-¡Ni se te ocurra cerebrito!- Fue lo único que le grité y como siempre salí huyendo de ahí. Obviamente toda la escuela se enteró de eso gracias a la arpía de Mielany y quedé como una víbora de lo peor, y claro, Malcom pasó a ser otro de los chicos en la lista que pasaba de mi sin dirigirme la mirada. Cero y van dos. 

~~*

Espero conforme siga escribiendo les guste más la historia.  Voten y/o comenten acerca de ella, se los agradeceré :D!

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