ஐ MI PRIMER BESO.

Capítulo IV- Mi héroe.

Unas semanas más tarde, ya había pasado a la historia el tremendo bofetadon que le di a Malcom, pero como era mi costumbre siempre tenía que ponerle una cerecita al pastel.

Me llegaron rumores de que a uno de los chicos de tercer grado  le parecía un encanto mi forma de ser y fue tan amplia mi sorpresa al enterarme de que era ni más ni menos que Benjamín Robles… ¡El mejor chico que haya cursado en la secundaría Ruminford! Además de ser guapísimo, era un chico listo, rebelde y siempre la estrella principal en los festivales y noches de gala del colegio, por su hermosa voz. Se robaba cada espectáculo que presentaran en la escuela, todas estaban super coladas por él. Incluso más que por Peter, mi ex amigo y tortura en el salón.

Claro que estaba más que entusiasmada por su repentino interés en mí, pero no sabía cómo acercarme a él. ¿Sería con quién se me esfumaría el miedo a dar mi primer beso? Tal vez… después de que me cantara una bella melodía al oído toda preocupación desaparecería. Si, él tenía que ser. Conforme pasaban los días, Ben buscaba la manera de acercarse a mí en las horas de receso. Una que otra vez noté como sus fanáticas se detenían al vernos juntos para  mirarme con desprecio y envidia. Debía aceptar que eso me encantaba, si bien a algunas les molestaba, para mí era sentirse en la gloria. En uno de esos días, todo el colegio estaba en la cancha porque había partido entre  Ruminford y Crawford- una escuela vecina- Obviamente si decidí ir a ver ese partido fue por que Ben jugaría con el equipo de vóley ball.

Cuando Alejandra y yo llegamos, el partido ya estaba por iniciar, dábamos paso por paso desplazándonos hacia la cima pero con la mirada fija en la cancha, no queríamos perdernos de nada. Al estar ya en nuestros lugares Benjamín me buscó con la mirada hasta encontrarme y me lanzó un beso en el aire. Sentí como se me erizaba la piel y me derretía desde adentro, fácilmente podrían hacer atole con mis entrañas.

Al casi terminar el partido iban en la mejor parte pero sentí una sed tan inmensa que creía que nunca la saciaría. Le pedía  Karla que me acompañara por agua pero dijo que lo mejor era quedarse a cuidar los lugares, ya que el lugar entero estaba repleto de estudiantes gandayas esperando la oportunidad de apoderarse de algun asiento. Baje poco a poco y cuando iba  aponer el último pie en el suelo un chico me grita: -¡Cuidado! -   Se atravesó entre mi cuerpo y el balón salvándome de una vergüenza suprema y dolor-aso de cabeza, era Peter, quién al ver que sería golpeada por el horrible circulo esponjoso de juguete acudió en mi ayuda. Me quedé sin palabras, hacía tanto tiempo que Peter ni siquiera me dirigía la mirada que sentí un cosquilleo por dentro como si me hubieran dado un regalo por el cual había esperado una eternidad.

-Gracias- Le expresé.

-No hay de qué. Hubieras hecho lo mismo-Dijo con una voz fría y firme que apagó toda sensación que causó en mí antes.

-No, yo no lo hubiera hecho.- Le contesté y giré el cuerpo dándole la espalda.

-Tienes razón. Tú nunca lo harías, no por mí.- Fueron sus últimas palabras entre gritoneo y   me alejé con tantos nervios que las piernas por poco y me fallan. Algunas voces se escucharon preguntando: -¿Estás bien? ¿Te pasó algo? ¿Qué tienes?- A lo que contestaba que me sentía algo cansada. Ya no volví a la cancha por miedo a estamparle mi mano en el rostro a Peter por lo que había dicho, su delicado y espectacular rostro. ¿Qué me pasaba? Moví la cabeza queríendome borrar su imagen de mi mente. Nunca había sentido una preocupación y menos por Peter. Sería el colmo a estas alturas. ¿Qué más podía pedir? Benjamín quería estar conmigo y yo pensando en idioteces. No, yo sabía que mi primer beso debía de ser con Ben, y con nadie más. Era el destino.

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Muchas gracias por continuar leyendo. Espero les siga gusntando la historia y comente o voten. Les mando un besototote;*