Capítulo XIV- Cumpleaños feliz

5.3K 238 8
                                    

Después de mi mega drama en la celebración del catorce de febrero, no fui capaz de ir a la escuela durante lo que restaba de la semana. Al fin era sábado y justamente mi cumpleaños… O eso marcaba el calendario. Le dije a mis padres que no tenía ánimo de nada, ni cena ni amigos. Karla me llamaba unas cien veces cada día para intentarme convencer de hace una super fiesta a lo que me negué rotundamente.

Por no dejarlo pasar y para callar las insistencia de mi mejor amiga acepté con ella a ir al cine. Desde temprano me dolía el estómago… Así que sabía que no comería nada que no fuera saludable. No sabía sí era el día o mis ánimos los que me tenían tan deprimida. Tal vez, el no tener el valor de pararme en casa de mis abuelos y no cometer el error de cruzarme la calle a casa de Peter si no lo besaría.

En mi cabeza me acosaba ese pensamiento día y noche. Practiqué las posibilidades de técnicas efectivas con algunas manzanas, -así como lo decía en Youtube- abrir la boca, no abrirla tanto… Dale un ligero roce con la lengua…. Pero una manzana no se parece para nada a los labios de Peter.

¿Qué era sencillo? ¿Quién decía tal tontería? ¿Por qué no se nacía con la experiencia en besos incluida? ¿Por qué yo sufría tanto por algo así? La mente no me daba para más, cada susurro que salía de mi conciencia taladraba mi ego diciéndome lo estúpida que era al comportarme de esa manera. Una niña, una inexperta, un diamante en bruto… UNO MUY BRUTO.

Comencé a alistarme desde temprano, solo porqué quería hacerlo muy lento y torturarme con mi tristeza. Ese día solo me recordaba que ya había crecido más, otro año y yo… Nada de nada. Él beso más esperado de una adolescente estaba perdido en el aire por el miedo de un ridículo recuerdo… Por no hacerlo bien, por qué se burlaran de mí si lo confesaba.

Iban a ser las siete de la tarde, la hora en que Karla dijo que pasaría por mí. La esperaba en la sala con mi humor de pocos amigos… Estaba esperando que llegara un minuto tarde para desquitar mi irritación con ella y ponerlo de pretexto y no ir a ningún lado.

Para mi mala suerte llegó justo a tiempo. Subí al auto antes de que intentara bajarse y darme un abrazo, ella estaba más animada que nunca. Ya tenía un regalo en el asiento del copiloto y me rogó que lo abriera.  Era un álbum fotográfico de nosotras juntas. Teníamos tanto tiempo de ser amigas, era como si desde que hubiéramos nacido hubiéramos estado juntas. Alrededor de unos doce años era decir poco. Sonreí al retomar buenas anécdotas en mi cabeza. No entendí en ese momento por qué si Karla era mi mejor amiga no le había contado de mi situación… Tal vez ella me podría dar algunos consejos, pero interrumpió mi deseo de hablar cuando dijo que a Alejandra se le habían olvidado sus llaves en casa, así que tendríamos que pasar a abrirle y después marcharnos al cine. Acepté a regañadientes en broma, después de ese regalo no podía ponerme rejega. Fuimos hasta a su casa y Alejandra no estaba a fuera. Me dijo que la ayudara a ver si no estaba en el patio trasero, mientras ella les preguntaba a los vecinos.

Caminé por pasillo para hacer lo que Karla me había pedido, y para mi sorpresa Alejandra no estaba ahí… Pero me encontré a todos mis conocidos animándome por ser mi cumpleaños después de haber gritado- ¡Sorpresa!- Automáticamente Karla salió detrás de mí dándome el fuerte abrazo al que le hui en un primer momento y uno a uno, los demás se unieron a hacer lo mismo. Estaban todos… menos Peter. Él único que me interesaría casualmente. Miré a todos lados, pero nada. Mi corazón se sintió un poco triste. Fui a la cocina por algo de ponche. En el refrigerador había un pastel enorme que seguro sería para mí. Pasé el dedo ligeramente por el betún, al fin y al cabo era mi cumpleaños… Podía hacer lo que yo quisiera. Mis ánimos se habían  elevado un poco, a pesar de que Peter no estuviera por ahí.

Juro que ya estaba por salir de ahí después de haber servido el ponche… Pero Brilló entre miles de botellas una de vino tinto. Cumplía dieciséis, y no vi mal en tomar solo un poquitín. La cosa era que me serví bastantes veces poquitín en el vaso de vidrio que había tomado de la cocina.

Me sentí mareada después de una hora, la cabeza me daba vueltas y el corazón me latía demasiado rápido. Me fui a sentar en un columpio que colgaba de un árbol enorme en el jardín. Cerraba los ojos la mayoría de tiempo para que el mundo no se moviera tan rápido como lo hacía en ese momento… Pero no servía de nada, al abrirlos nuevamente era mucho peor.

Estuve ahí quien sabe cuántos minutos, tantos que empecé a tener delirios con Peter, entre tanta gente comencé a verlo caminar hacia mí… Cómo si ero pudiera ser verdad. ¡Vaya! Hasta pude sentir como me tocaba una de mis mejillas y después se reía de mí en mi cara.  ¿Podía ser eso real? ¿O era solo un espejismo de mi mente ebria?

-¡Peter!-Gritó Malcom desde el otro lado del jardín- ¿Dónde habías estado? – Peter solo volteó a verlo haciendo ademán de que le explicaría luego y se giró hacia a mí.

Era real, no era un sueño… ni un anhelo. Él estaba ahí, a mi lado.

-¡Feliz cumpleaños!- Habló al ponerse en cuclillas frente amí.- Te traje esto.- Dijo con su voz suave y angelical mientras me mostraba una cadena de oro del que colgaba un dije de corazón con nuestras iniciales. Mi corazón se detuvo y anduvo más rápido al mismo tiempo. Hubo una sensación en el pecho que no me permitía ni hablar, pero tenía que romper el silencio en algún momento.

-Gracias- Dije en un intento de expresar mi gratitud sin  titubear.

-Kendra… ¿Has estado tomando?-

-¿Eh? ¡No! … Solo una- Dije con desanimo al final.

-¿Una botella?- Exclamó y después se echó a reír.

-Sí… - Le contesté con el mismo pesimismo y con un puchero en la cara.

-Ven… Vamos a dentro por un café.

-¿Eso tomas tú?-

-No… Pero siempre sale en las películas.

Acepté y me ayudó a levantarme del columpio para trasladarnos a la cocina de Karla. Me senté en un banco de la barra de mármol blanco que yacía en el centro mientras Peter preparaba ese café que me ayudaría a bajarme el mareo.

Cuando terminó de prepararlo lo puso sobre la barra y comenzó a darle vueltas lentamente con una cuchara, después me miró a los ojos e hice el intento de hacer lo mismo pero me tambaleé tanto que no supe a cuál de los ocho ojos que veía tenía que verle. Le arrebaté la tasa y comencé a sorber. Me quemé un poco la lengua y me quejé de ello. Él rio nuevamente, después se hizo el silencio  y unos segundos después con la yema de los dedos tocó suavemente mi labio inferior. Se acercó tanto a mi rostro que no pude pensar en otra cosa más que besarle. Estaba lista, ese era el momento ideal… No habría nada que lo arruinara.

Sentí como un calor interno invadía todo mi cuerpo, podía ver estrellas sí así lo decidía Peter, cerré los ojos lentamente como en las películas, mariposas comenzaron a revolotear en mí estomago…. Era realmente como todos lo describían, ese sentimiento…. Su respiración golpeaba en mi rostro y de pronto las mariposas se expandieron por mi garganta haciendo que terminara vomitándole los zapatos.

-¡Mátenme ahora!... 

~*

¡Espero lo hayan disfrutado! Les informo que además de ser uno de mis preferidos osos de Kendra, el el antepenúltimo capítulo. Me parece que mañana subiré el final de Mi Primer Beso. :)

ஐ MI PRIMER BESO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora