Capítulo 30 -Mundo oscuro-

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Haskhas cambia la guardia y me lanza un codo contra la cara. Lo bloqueo, le pinzo el brazo y le doy una patada frontal en el estómago. Le duele, noto cómo los abdominales tiemblan y veo cómo aprieta los dientes. Cuando estoy recogiendo la pierna, antes de que pueda golpearlo, dirige el puño contra la mandíbula y consigue que gire la cabeza.

—Reconozco que eres uno de los pocos humanos que ha conseguido sorprenderme.

Viro el cuerpo en la dirección del impacto, le sujeto la muñeca y lo arrojo contra la arena. Después de caer, mientras se levanta, lo oigo reír.

—Y yo reconozco que eres poderoso. Mucho más que tu hermana.

—Mi hermana... —Mira a Essh'karish—. Cómo no iba a ser más poderoso que ella. —Vuelve a centrar la visión en mí y corre en mi dirección—. Ella es una Esdarot.

Me pongo en guardia y me preparo para recibir el ataque.

—¿Esdarot? —Ladeo el cuerpo y esquivo el puñetazo—. ¿Qué es una Esdarot? —Lanzo los nudillos contra su riñón.

Antes de que el puño logre impactar consigue cubrirse bajando el codo.

—Una inferior. —Parte del pecho me ha quedado descubierto, me pega con la palma y aunque piso con fuerza consigue hacerme retroceder dos metros—. Una maldita inferior. —Corre, salta e intenta golpearme la cabeza en la caída.

—¿Inferior? —Con la palma le redirijo el brazo.

Mientras cae, le sacudo con todas mis fuerzas en el estómago y su cuerpo se pliega. Cuando queda al alcance, le golpeo la cabeza con la rodilla. Por primera vez escucho cómo de la boca le surge un leve gemido de dolor. Dejo que la gravedad siga haciendo su trabajo y me aparto.

—Bravo —dice al levantarse—. Nunca pensé que fueras a darme tanta diversión. —Los ojos se le iluminan y una pérfida sonrisa le surca el rostro.

Sonrío y, mientras el aura se apaga, mientras el poder del silencio crece dentro de mí sin manifestarse visiblemente, pregunto:

—¿Nos dejamos ya de juegos y empezamos en serio?

—Será un placer.

Se mueve a tal velocidad que no me da tiempo de esquivar ni bloquear el golpe. Noto cómo el puño consigue que me tiemble la carne de la cara. Aunque pega fuerte no tiene la fuerza suficiente para tumbarme o herirme. Le sacudo con el canto de la mano en las costillas y lo obligo a retirar el brazo. Me inclino un poco y con una combinación de puñetazos lo golpeo desde la cintura hasta el pecho.

El cuerpo le tiembla, pero no pierde el equilibrio. Echa para atrás un pie para coger impulso y lanza los puños contra mis hombros como si fueran martillos. Aunque aprieto los dientes soy incapaz de evitar que el dolor se manifieste con un gemido.

—Maldito —mascullo y dirijo un gancho contra su cara.

La mandíbula recibe el impacto y le es imposible no girar la cabeza. Con rapidez, me coge la muñeca y me pisa con fuerza la rodilla de la pierna que tengo adelantada. Al centrase la mente en el dolor de la articulación olvido que tiene sujeto el brazo. Haskhas aprovecha eso, me gira la mano y me obliga a ladearme.

—Podría arrancártelo.

—Lo dudo —suelto entre dientes.

Canalizo parte de la energía del alma a la muñeca y hago que explote cuando toca la piel de Haskhas. El rostro refleja dolor, el Ghuraki sufre y me suelta. Inspiro, me concentro, cierro el puño y le golpeo la barbilla. El cuerpo de Haskhas se eleva antes de caer sobre la arena.

El Mundo en Silencio [La Saga del Silencio parte I]Where stories live. Discover now