Capítulo 69 -Dios Ghuraki I-

1.4K 179 68
                                    

Camino los últimos pasos que me separan de lo poco que queda en pie del templo: el trono resquebrajado y el suelo de piedra pulida. Mientras me acerco, observo la neblina formada por un polvo amarillo que, elevándose un par de palmos, me cubre los pies.

«Tu poder se manifiesta fuera de ti...».

Dirijo la mirada hacia el cielo y contemplo cómo, por encima de los restos de la construcción que todavía simboliza el núcleo del imperio Ghuraki, las nubes de tonos amarillentos tapan el sol.

«Te haces más fuerte».

En estos momentos, en los que la distancia que me separa de mi enemigo se va acortando, dejo de observar el cielo y mantengo la mirada fija en el culpable de los males de este mundo.

—Vas a pagar —digo, viendo cómo impactan en la armadura azul oscuro del Ghuraki los rayos plateados que se forman unos metros por encima de él.

El caudillo, sin dejar de contemplar extasiado las nubes, contesta:

—Ojalá fueras capaz de hacerme pagar. —Extiende las manos y absorbe dentro de sí los relámpagos—. Eso significaría que conseguiste darme un combate digno.

Me detengo y espeto:

—Eres un demente. Tu maldita obsesión ha llevado a este mundo a la ruina.

Baja la cabeza y me mira.

—¿Mi obsesión? —Aprieta los dientes—. Nací para convertirme en un ser superior. Nací para imponer mi voluntad. —Cierra el puño, lo observa y lo ve relucir con el color de los rayos—. Jamás entenderás lo que es que te priven de tu destino. —Centra la mirada en mí—. Nunca serás capaz de comprender lo que se siente al ser despreciado. —Durante un segundo, echa la vista a un lado—. Después de darme forma, temerosos, mis creadores quebrantaron sus propias normas para reducir mi poder. —Por primera vez, los sentimientos se le manifiestan en el rostro; la rabia se apodera de sus facciones—. Esos repugnantes cobardes tuvieron que recurrir al poder de Los Asfiuhs para debilitarme. —Guarda silencio durante unos instantes—. Al menos pagaron un alto precio. Al menos uno de ellos perdió la razón.

Susurro intuyendo a quien se refiere:

—Dheasthe...

Antes de que se llegue a apagar el sonido de mi voz, We'ahthurg se mueve a gran velocidad y lanza un puñetazo. Me pongo en guardia, apoyo casi todo el peso en una pierna, tensiono los músculos del cuerpo y dirijo el puño contra el suyo. Nuestros nudillos chocan, producen un gran estruendo y una tremenda corriente de aire.

Satisfecho, el Ghuraki asiente ligeramente y afirma:

—Eres más poderoso. —Me coge de la muñeca, me inmoviliza el brazo, vira el cuerpo y me arroja hacia delante—. Lástima que no sepas combatir. —Me giro a tiempo de esquivar un puñetazo—. Te deberían de haber entrenado mejor. —Bloquea el codo que le lanzo, me desequilibra y me da una patada en la espalda—. Tu técnica es pésima. —Apenas ha recogido la pierna, la vuelve a lanzar contra mi cuadriceps—. Quizás tu forma de luchar fuera suficiente para vencer a seres inferiores de Abismo. —Con rapidez, se coloca detrás de mí, me sujeta los hombros y dirige la rodilla contra la parte alta de la espalda—. Pero ahora no estamos en tu mundo y no estás cazando a criaturas casi indefensas. —Me suelta y retrocede—. Ahora te enfrentas a un ser superior.

Aunque me tambaleo, me doy la vuelta, lucho contra el mareo y consigo mantener el equilibrio.

—No voy a negar que eres mejor luchador que yo. —Apunto al suelo con las palmas y lanzo dos esferas de energía —. Pero eso no significa que seas más poderoso. —Algunas piedras se fracturan y se elevan a gran velocidad.

El Mundo en Silencio [La Saga del Silencio parte I]Where stories live. Discover now