Capítulo 38

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Tengo un problema

Narra Jackson




George- Vaya, con qué cretino se topa uno en la ciudad.

Jackson- Con tu ex amigo, el que casi mataste.

George- Bastardo.- En medio de la vereda.

Jackson- Pues este bastardo quiere hablar contigo en privado.

George- No tengo nada que hablar, lo que hiciste con mi niña en aquel año fue imperdonable.

Jackson- ¿Yo? Tú también hiciste algo ese año que es imperdonable. 

George- Golpearte fue parte del aprendizaje para todos, incluso para mí.

Jackson- Eso no, otra cosa de la que no estás enterado, encierra a ti y a Sara.

George- Nosotros no volvimos a vernos, no supe de ella. Los cuernos que le haya metido a Lia quedaron atrás.

Jackson- Reí- No son solo cuernos de los que hablo, esto es mucho más que eso.- Frunció el ceño- Así como Sara no tuvo tacto al contarte sobre mi relación con Grettel, yo tampoco la tendré.

George- ¿De qué hablas?

Jackson- De tu hijo, nueve meses después, cuando me recuperé lo mejor que pude de tu ataque, Sara me habló, dijo... que quedó en cinta y que se marchó lejos, fue madre ese mismo día y por eso me llamó, para pedir perdón por lo que hizo.

George- No entiendo.- Su cara es agobio. 

Jackson- Sí que entiendes, tienes un niño de diez años, es tuyo y no te lo dijo jamás. 

George- Estás mintiendo.- Pálido.

Jackson- ¿Me das la charla en privado o seguiremos ventilando los problemas aquí en plena vereda?



Nos sentamos en una solitaria banca encendiendo un cigarrillo, la vida le pasó factura más a él que a mí, cárcel, vicio y soledad, creo que la última fue peor que las dos primeras mencionadas.



George- ¿Por qué no me lo dijo?

Jackson- No fuiste un buen ejemplo para tus hijas, menos lo serías para un chico en pleno desarrollo y su padre encarcelado.

George- No me recuerdes lo mal padre que fui. 

Jackson- Amigo, es la verdad.

George- ¿Amigo?

Jackson- Cierto, cierto, dejamos de serlo por muchísimas razones.

George- Solo dos, nuestra culpa.

Jackson- Suspiré- Ahora que estamos tranquilos, ya no siento el rencor de antes, aunque haya veces que me duelan los huesos y recuerde tu nombre, el de los muchachos y sus golpes.

George- Rió- Estábamos tomados, drogados, ¿Qué esperabas? Te vi haciéndolo con mi niña de dieciséis, reaccioné como un jodido animal salvaje.

Jackson- No debiste ir a verlo por la ventana, con llamarme te atendía.

George- Por supuesto, hasta que me atendías, tal vez la esconderías en el armario e inventabas una historia de con quién te acostaste.- Carcajeé- ¿De qué de ríes?

A un kilómetro de ti II (Jackson Wang)Where stories live. Discover now