Capítulo 49

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¿Qué pasó?

Narra Grettel



No gemí, fue un jadeo silencioso y puro de un orgasmo que solo se disfruta durante el embarazo, casi no estamos teniendo relaciones porque la fecha se acerca, así que digamos que este día, fue casual.



Jackson- Alguien...- Retomó aire- Está complacida. 

Grettel- Si no fuese por el yeso, te habría rasguñado toda la espalda.- Me dio un beso.

Jackson- Con una te las arreglas muy bien.

Grettel- ¿Qué hora es?

Jackson- Miró el reloj- Las seis y cuarto, iré a bañarme o llegaré tarde al trabajo.- Se corrió de mí y me senté.

Grettel- Ahora me despabilé. 

Jackson- Duerme un poco más.- Se bajó de la cama y me daba la espalda, amo su trasero desnudo en la mañana.

Grettel- Despertaste a Junior, olvida que dormiré.

Jackson- Bajé de la cama- Entonces date un baño y vuelve a la cama, no te perdonaré que andes tan temprano, tienes que cuidarte por tres.

Grettel- ¿Por tres?

Jackson- El bebé, tú y ese yeso que aún llevas contigo. 

Grettel- No me dejas hacer nada.

Jackson- Tú te lo buscaste, aguanta el castigo.- Se fue al baño. 

Grettel- Lo seguí, encendía la ducha- Les exigiste a todo el mundo que me vengan a ver, tu suegra, cuñada, mi suegra y Vivian, papá con su novia, todos, parezco una presa. 

Jackson- Se metió- Jódete.- Refunfuñé y carcajeó- Ven y dame un merecido.

Grettel- Lo haría si pudiera, pero no puedo mojar el yeso.

Jackson- Lero, lero.- Enjabonó su cabello y salí del baño- ¿A dónde vas?

Grettel- Ya verás.- Busqué la bolsa que utilizo para envolver el yeso y poder ducharme- Aquí estoy.

Jackson- ¿Planeas golpearme una vez que entres?

Grettel- Ingresé bajo la lluvia junto a él- No, pienso convencerte de la manera que mejor me sale.

Jackson- Tengo que ir a trabajar, sal. 

Grettel- ¿Puedo?

Jackson- Sonrió- ¿Desde cuándo preguntas?

Grettel- Nunca, siempre te tomé a mi antojo.

Jackson- Pues qué esperas.- Succionó mi lóbulo- Déjame ir a trabajar, de este modo llegaré tarde.

Grettel- Haré que valga la pena fallar un día a tu trabajo.- Besé su cuello.



Sinceramente la que recorría su cuello es mi lengua, lamiendo el agua que no deja de caer de la regadera, y así me manejé hasta la zona cóncava entre sus pectorales, amaba hacerlo sufrir con pasión de lo que más le gusta recibir de mí, lo mal acostumbré, lo sé, pero quién dijo que eso no me causa un placer a mí también.

A un kilómetro de ti II (Jackson Wang)Kde žijí příběhy. Začni objevovat