Capítulo 48

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¿Estás enojado?

Narra Jackson


La nieve cae, decoración navideña por doquier, es lindo salir a la calle y abrigarla con bufandas, guantes y chaquetas acolchadas. 



Grettel- Mira, este año cambiaron la decoración de la plaza central.- Un enorme árbol de navidad con una decoración alucinante.

Jackson- Para mí es igual. 

Grettel- Nunca me das la razón, malo.- Amo pelearla sin motivo.  

Jackson- Tengo tanto frío que hasta que una sopa de fideos no toque mi boca, no descansaré en paz.

Grettel- Yo también estoy con ganas tomar algo que me caliente el cuerpo, aunque con este abrigo es suficiente.

Jackson- Mira por allá.- Hacían muñecos de nieve.

Grettel- El que hicimos el invierno pasado fue enorme. 

Jackson- Hasta que un mocoso lo tiró. 



Ingresamos al restaurante y se quitó un poco de abrigo, la helada le congela la nariz pero no teme salir de casa a pasear conmigo. 



Mesera- ¿Qué van a pedir?

Grettel- Ramen clásico, de cerdo para él y pollo para mí, algo liviano.

Mesera- Bien, perfecto, con qué.

Grettel- ¿Quieres té helado?

Jackson- Con jugo de frutas mejor.- La mujer asintió.

Mesera- Perfecto, en unos minutos le traigo el pedido, andamos con algo de retraso. 


Peinó su cabello detrás de la oreja y con sus lindos dedos tocó el servilletero de la mesa, tiene las uñas largas naturales, pintadas de un color rosa pastel. 


Grettel- ¿Qué tanto miras?

Jackson- Desamorada.- Me ofendí.

Grettel- ¿Es por mi nariz? Espero que no quede así de colorada el resto del invierno, te dije que tenía que ponerle alguna crema antes de salir de casa.

Jackson- No es por tu nariz.

Grettel- Oh, ¿Te pusiste en modo tierno?

Jackson- Sí.- Estiré la mano para tocar la suya- Eres mi única compañera en la vida, a veces me distraigo mirándote, es todo.

Grettel- Tú también lo eres.


Con ella no perdía el tiempo, teníamos nuestros paseos, cenas tanto en verano, invierno o cualquier estación, viajes, días en casa haciendo nada, pasó año y medio desde la boda, cada día es una aventura tenerla, desayunos, a veces por el trabajo no almorzábamos juntos pero en la cena, hacíamos un dúo imbatible. Podría decir que hasta nuestras peleas de casados son divertidas porque la parte interesante es cuando hay que pedir perdón, no interesa quién lo pida, terminamos en la cama amándonos como de costumbre.

Una vez fuimos a cenar como a esta hora, en verano, escogimos una mesa de afuera y se largó una lluvia muy densa, comimos nuestras hamburguesas debajo de la torrencial lluvia, la gente escapaba despavorida y nosotros dos desafiándonos a ver quién aguantaba más. ¿El premio? No había. 


Mesera- Permiso.- Comenzó a poner las cosas en nuestra mesa- Espero que les guste la cena.- Hizo una reverencia y se fue.

Grettel- El olor, todo se ve tentador.

A un kilómetro de ti II (Jackson Wang)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt