Capítulo 15.

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Las demás notas que me dio Julién ese día fueron las siguientes: M. P. R. E.
Y eso, combinado con S. L. E. I., no tenía sentido alguno. Y sí, llegaba a estresarme un poco. Tal vez lo suficiente.
—¿Ya vas descubriendo qué es? —preguntó, pasando un brazo por encima de mis hombros y le eché una mirada—. No me mates, cariño.
—Ganas no me faltan, créeme —murmuré y la cabeza me comenzó a dar vueltas al mirarlo. No podía ser real. A veces ni siquiera podía creer que él lo era.
Julién sonrió y me besó fugazmente.
—Te amo. Eres inteligente, sé que vas a descubrir qué dice en el momento indicado.
—Esas cosas no se le deberían hacer a una chica cuando está desesperada —me quejé, sin evitar medio sonreír.
—En el mundo habitan las excepciones —dijo y pasó su mirada desde mis labios hasta mis ojos, y volvió a besarme.
—Oh, no —balbuceé cuando iba a separarse de mí y él rió. Yo sonreí como tonta—. Sigue haciendo eso, es como una adicción enfermiza.
¿Era necesario mencionar que estaba total y lunaticamente enamorada de él?


Entré a casa cerrando la puerta detrás de mí, e inesperadamente mi madre apareció justo delante de mí con una gran sonrisa.
—¡Nos vamos a Berlín! —exclamó emocionada y mi respiración se acortó.
—¿Qué? —susurré apenas antes de que comenzara a contarme sobre el tema.
—¡Sí! El cumpleaños de tu papá es en pocos días, ¿lo recuerdas? Y nos vamos a Berlín de vacaciones por dos meses. ¿Qué te parece?
—Pero... ¿Y la escuela? —seguía en shock.
—Bueno... la verdad es que ya hablamos con la directora. Dijo que no había problemas, tu promedio escolar está mejor que nunca —volvió a sonreirme y luego me miró con preocupación—. ¿Te pasa algo, Debby? ¿Algo te preocupa?
—Mis amigos —respondí sinceramente y ella puso un dedo en su barbilla pensativamente.
—¿Qué tal si pudieras llevar a dos de ellos? Si quieres, claro —concluyó—. No creo que nos alcance para más de dos chicos, lo siento.
Nelly y Julién pero... Truly, Chris y J.
Por Samaritha.
—Es difícil sólo elegir dos... —resoplé, comenzando a irritarme—. Creo que crearía polémica junto a mis demás amigos.
—Fácil —dijo y se echó de hombros—. Sólo lleva a esa chica que siempre está contigo —dijo y en ese momento se abrió la puerta, dejando ver a Nelly detrás.
—¿Qué pasa? —pregunta Nelly de manera suspicaz, pasando la mirada de mi mamá y a mí, una y otra vez. Cerró la puerta tras de ella.
—Sí, ella —dijo mi madre—. Sólo llévala a ella —me dijo y luego volvió su mirada a Nel—. ¿Cómo estás, querida?
—Bien, señora —medio sonrió.
—Brazil.
—¿Qué? —preguntó Nelly confundida.
—Su nombre es Brazil —murmuré a Nelly y la señora asintió.
—Oh..., mi nombre es Nelly.
—¿No te parece extraño que siempre vengas pero nunca nos hayamos presentado? —dijo ella y soltó una pequeña carcajada—. Pero bueno. Le decía a Debby que nos vamos a Berlín, y tú puedes ir con nosotros. ¿Qué te parece?
—Oh, está bien —asintió Nelly.
¡¿Qué?!, me gritó mentalmente.
—¿Debería de hablar con tus padres?
—¡No! —exclamó de repente, nerviosa, y luego le sonrió—. Yo... vivo sola.
—¡Ah! —dijo—. Eso es interesante. Eres independiente a tan corta edad.
¿Independiente? Ando todos mis días siendo la espina en el trasero de Debby, dijo Nelly dentro de mi cabeza y casi suelto una carcajada.
—Sí —respondió en lugar de—. Iré sin problemas, Brazil. Gracias por ir invitarme.
—Gracias a ti—dijo Brazil y entrelazó sus manos enfrente de nosotras, feliz. Luego, tan solo se fue.
Pareciese que Nelly y yo soltamos el aire al mismo tiempo. Y pareciese que ambas lo habíamos mantenido ahí, también. Subimos las escaleras y ninguna de las dos dijo nada sino hasta que cerramos la puerta de la habitación.
—Vamos a Alemania —resopló ella contra la puerta de la habitación.
—Vamos a Berlín.
—¡Vamos a Berlín! —gritó emocionada y me miró sonriendo. No pude evitar reír un poco. Asentí.
—Sí, así es —dije.
—¡Le vas a dar un infarto a Julién! —dijo e inhalé aire por la nariz bruscamente.
—Esperaba a que me dijeras algo más reconfortante.
—Le vas a dar un pre-infarto a Julién —repuso y solté una carcajada.
Estaba nerviosa, sentía un tipo de peso en el estómago por lo que iba a hacer.
—Llámalo —dijo Nelly y me pasó mi teléfono, expectante.
La miré y volví la vista el teléfono.
—No puedo —me rendí y suspiré cansada—. Necesito decírselo en persona.
—Vuelvo a repetírtelo: llámalo.
Toqué la pantalla y el celular se encendió. Apreté los labios, nerviosa y le di a llamar al número guardado como ''J1''.
—Hola —dijo con voz ronca y supe que estaba dormido.
—Hey —saludé y medio sonreí—. ¿Te desperté?
—Sí —sonrió del otro lado.
—Me alegro. ¿Podemos vernos?
—¿Pasa algo malo?
—No.
—¿Pasó algo malo?
—No.
—¿Pasará algo malo? —insistió y esta vez me quedé en silencio. ¿Pasaría algo malo?—. Pasará algo malo —afirmó y sabía que del otro lado había asentido—. Estaré ahí en 10 minutos —colgó y suspiré con los ojos cerrados y el celular aún pegado a la oreja.
—¿Qué te dijo? —quiso saber Nelly.
—Viene para acá.


Oscuridad en la luz.Where stories live. Discover now