Capítulo 2.

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Había pasado dos semanas desde que Samaritha se había ido, y algo me decía que no tenía intenciones de volver.
Mi cuestionamiento era claro: ¿Por qué?
Había estado analizando todo desde que se había ido y era muy confuso.
-Hey -me llamó Wessy, haciéndome salir de mis pensamientos-. Tengo un hambre de en muerte, mujer. Cocina algo para mí, ¿sí? -me sonrió como un niño y negué con la cabeza-. ¿Por qué no?
-¿En dónde están tus manos?
-Creo que están pegadas por aquí, ¿por qué?
-Porque ellas también pueden hacerte algo de comer.
Wessy frunció el ceño.
-Eso no es gracioso.
-Sí para mí -dije y me propuse dejar la cocina, pero Wessy se interpuso en mi camino, volando justo enfrente de mi rostro-. ¿Qué crees que estás haciendo?
-¡En serio tengo hambre, Debby! -se quejó y pude escuchar a su pequeño estómago gruñir-. ¿Lo ves?
-¿Qué se supone que los diablillos feos y diminutos como tú comen? -pregunté, tomándolo y apretándolo con mi mano.
-Quiero hamburguesas -dijo sonriente y asentí-. Debby, ya puedes soltarme -me miró con ojos angustiados-. ¡Debby! ¡Estoy empezando a creer que quieres aplastarme! -exclamó y me eché a reír, dejándolo ir.
-A la próxima sí lo haré -dije, aún riendo-. Si quieres podemos ir a McDorothy's.
-Tú harías lo que sea por tener un poco de cafeína ¿verdad?
Sonreí.
-¿Quieres ir o no?
-Como sea -se echó de hombros y me dio la espalda, yendo a la puerta de entrada.
Resoplé, poniendo los ojos en blanco.
Todos tenían a diablillos respetuosos, diplomáticos y serviciales; diablillos que volaban felizmente por los parques, diablillos que no molestaban la existencia de sus demonios... excepto Debby Ophenie. Debby tenía a Wessygil O'Gryn.
Salí de la cocina y subí un peldaño de las escaleras:
-¡Nelly, vamos a Mc! ¿Vienes o te quedas?
¡Ya voy! ¡Espérenme!, gritó en mis pensamientos y arrugué la frente al escuchar esos gritos demasiados chillones en mi cabeza.
-Por Samaritha, ¿podría gritar menos? -intenté quejarme con Wessy, pero lo único que recibí fue una carcajada y una negación de su parte.
-Es Nelly -se echó de hombros.
-Lo sé.
-¿Sabes cuál es la parte más increíble de ella? ¿La que supera a todas? -negué, extrañada por aquella pregunta proviniendo de él-. Que puedes hacer lo que quieras: amarla, odiarla... incluso humillarla, y siempre seguirá ahí.
-¿Qué quieres decir...?
-¡Aquí estoy, aquí estoy, espérenme! -exclamó Nelly, interrumpiéndome y bajando las escaleras mientras respiraba entrecortadamente. Se plantó en el primer escalón y dijo-: Bien, Wessygil, dime cómo lo has logrado.
-Me puse firme, hermana. Fue un trabajo de gran esfuerzo y determinación. Tanto así que en una ocasión casi creí haber perdido la batalla pero, al final, gané, y aquí estamos -se volvió a echar de hombros-, aunque debemos irnos ahora antes de que cambie de opinión y quiera quedarse.
-¿De qué hablan? -cuestioné, confundida, a lo que Nelly rió.
-De ti.

(...)

Me deslicé entre uno de los asientos de las mesas de McDonald's y esperé a que Nelly y Wessy regresaran con la comida. Dirigí mi mirada hacia la calle a través del ventanal y suspiré.
No podía pasar un miserable segundo sin tener que pensar en todo.
Mi problema era simple: el pasado estaba en mi cabeza como una pistola a punto de pegarme un tiro. El único problema era que la pistola estaba allí siempre, constantemente, pero nunca disparaba.
-¡Aquí estamos! -chilló Nelly, sonriente. Medio sonreí, también.
-¿Dónde está la comida?
-Allí viene -señaló con el pulgar hacia atrás y pude ver cómo dos bandejas llenas venían hacia nosotros, levitando.
-¿Por qué la...?
-Bueno, es algo simple, Debb. Yo soy pequeña. La bandeja es grande. Yo no soy muy fuerte que digamos. Ella pesa bastante. Así que, básicamente, la he traído hasta aquí de la única manera en que puedo, ¿está bien?
Sonreí ante ello.
-Está bien.
-Señor Esclavo De Bebidas ha llegado -Wessy se acercó a nosotras-. Café para Debby -dijo y la taza levitante se posó a mi lado de la mesa-, Coca-cola para Nelly -volvió a decir-. Y Sprite para mí. Y si me lo preguntan, sus bebidas están del asco. El Sprite es lo mejor del mundo -dijo, dándole un sorbo a su vaso y sentándose enfrente de mí, al lado de Nelly.
-¿Sabes de qué está hecho el Sprite? -respondió Nelly con indiferencia, masticando una papa frita-. Pis. Pis carbonatada y un poco de agua. Por eso tiene ese color -dijo y Wessy escupió el Sprite de su boca.
-Mierda.
-Eres un tonto, Wessy -dije, echándome a reír.
-¿De qué está hecho el café?
Alcé ambas cejas.
-Cacao.
-¿Y la Coca-cola?
Miramos a Nelly, la cual se echó de hombros.
-Sabrá Samaritha, pero esta cosa es el cielo.
-Escuché por ahí que con el tiempo se te pudren los dientes al beber eso -balbuceó Wessy, sorbiendo su Sprite con una sonrisa pícara mal disimulada. Volví a reír.
Ellos, definitivamente, eran los gemelos más cómicos de todo el submundo.
-Señorita -escuché que me llamaron y giré mi cuello. Un chico alto y castaño con el uniforme del lugar estaba allí de forma tímida.
-¿Sí? -respondí, todavía sonriendo.
-Me han pedido que le entregue esto -dijo y me extendió un pedazo de papel. Mi sonrisa se esfumó y lo tomé. Asentí hacia su dirección y él simplemente se marchó.
-¿Qué es, Debb? -curioseó Wessy.
-No lo sé.
-Ábrelo -dijo Nelly y asentí. Desdoblé el papel y le eché un vistazo.

Oscuridad en la luz.Where stories live. Discover now