Capítulo 21.

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Me he pasado toda la noche con Julién. Descubrí que el lugar a donde me había llevado sí era un edificio y, para ser más precisa, un hotel.
Estábamos en un restaurante mexicano en el que, juraba, tenía el menú más raro y extravagante que había visto en mi corta vida de humana.
—¿Soy la única que no tiene ni idea de qué comer?
Julién suspiró, aparentemente aliviado, y tiró el menú a la mesa.
—Gracias a Dios —dijo, alzando las manos—. Larguémonos de aquí.
Me levanté de mi silla al tiempo en que me echaba a reír y negaba divertidamente con la cabeza.
—Ese fue el momento más incómodo del mundo hasta ahora —dijo luego de salir del restaurante y que los meseros fijaran su mirada en nosotros por estar yéndonos sin haber pedido algo.
Me mordí el labio para ahogar una carcajada.
—Fue muy divertido —admití y me miró con las cejas curvadas—. ¿Qué?
—Contigo todo es divertido —medio sonrió tomándome de la mano mientras comenzaba a caminar fuera del hotel, cuando de un momento a otro sentí que me empujaban fuertemente hacia atrás por el estómago y mis ojos se cerraban sin mi permiso. Gemí de dolor.
—¿Qué carajos ha sido eso? —exclamé aturdida y tirada sobre el piso. Julién se acercó a mí rápidamente y me ayudó a levantarme. Lucía aterrorizado.
—Vámonos de aquí, tenemos que correr —dijo él y negué con la cabeza, tocando mi abdomen—. Debby, mírame a los ojos. Tenemos que huir.
—Yo nunca huyo, Julién —dije en un murmullo ahogado por el dolor. El golpe había sido demasiado fuerte y todo parecía estar agitándose alrededor.
—Es Florissha, Debby, por Dios —dijo aterrorizado—. Hazme caso por una vez y corre.
Recordando lo que pasó la última vez que vi a Florissha, me levanté del piso agarrándome de sus hombros y comencé a caminar lo más rápido que pude.
—¿A dónde se supone que vamos? —pregunté cuando nos vi entrando por un callejón.
—No lo sé —dijo agitadamente—. Sólo estoy corriendo —se pasó una mano por el cabello y suspiró aparentemente frustrado—. Dios, ¿por qué hoy? ¿Por qué ahora? —dijo y lo miré.
Un foco se encendió encima de mi cabeza.
—¿Cómo sabes que es Florissha quien nos está persiguiendo? —solté la pregunta sin planteármela antes y vi cómo se tensaron sus hombros. Lo miré suspicaz.
—¿Qué está sucediendo? —exigí saber.
Pero antes de que Julién pudiera contestarme, sentí como si me dieran un puñetazo dentro de mis costillas y las hicieran añicos. Una por una.
Caí sobre mis rodillas, gimiendo de dolor y levanté la mirada para ver los ojos de Julién repletos de miedo e impotencia.
¿Qué era lo que pasaba? ¿Por qué no me ayudaba?

Escuché una risa siniestra que quería escapar de la garganta de alguien. Una que reconocería en donde fuera.
—Debby, Debby, Debby... La pobre, solitaria y necesitada Debby —se echó a reír—. Siempre has sido tan ridícula.
Sonreí amargadamente.
—Florissha. Un disgusto escucharte, como siempre —dije con los ojos ya cerrados.
—Sí, sí, como sea. Sólo he venido por Julién; tenemos cosas de las que hablar.
En ese momento abrí los ojos, desconcertada, y miré a Julién sin quitarle la mirada de encima en ningún  momento. Él apartó la mirada, haciendo que su cabello cayera como cascadas hacia abajo y tapara su rostro.
—¿No me vas a decir qué está pasando? —pregunté sulfurada, sintiendo como me dolía por dentro.
—Oh, claro, supongo que ya es hora de que lo sepas —suspiró Florissha—. Es simple, linda. Mira a Julién como si fuera un títere —pausó—. ¿Ya lo hiciste? Bueno, los títeres son manipulados por alguien. En este caso, él es mi títere. Su trabajo era enamorarte —soltó una carcajada—. ¿No es gracioso? Era divertido ver cómo te enamorabas de las cosas que decía o hacía, y ninguna era real. Ni siquiera esos tontos ''te amo'' lo eran —negó con la cabeza como si algo le divirtiera—. En fin... el punto es que ya es hora de que le digas bye bye a tu querido Julién porque se va. Camina, Julién —dijo y su voz se fue alejando por el otro lado del callejón.
Por mi parte, no podía parar de mirar a Julién. No podía quitarle la mirada de encima y ver cómo sus ojos se habían vueltos fríos y sin emoción alguna. Tampoco podía dejar de sentir que mi corazón se estaba rompiendo demasiado rápido.

Oscuridad en la luz.Where stories live. Discover now