Cómo llamarte amor II: En susurros.

EXTRA: DESPEDIDA DE SOLTERO

ADVERTENCIA: Este extra contiene escenas recortadas del manuscrito original de Cómo llamarte amor 2 que tendrían lugar entre los capítulos 37 y 38 de la novela. 

JAYDEN

Ya no sé qué más inventarme para entretener a mi padre. Tengo el trabajo más difícil de todos, el de ser el gancho para conseguir llevarlo a su fiesta de despedida de soltero sin que él sospeche nada. Y me da la impresión de que solo me falta un cartel en la frente con luces de neón que le informe de lo que estoy haciendo en realidad, porque mis excusas para retenerlo en Los Ángeles este viernes por la tarde empiezan a dar pena.

Por eso es un alivio recibir un mensaje de Cam en el que me dice que están listos y esperándonos en el lugar acordado.

Ahora solo tengo que conseguir llevarlo hasta allí.

—Papá, ¿nos tomamos algo antes de que te vuelvas a Calabasas? Creo que estaría bien que repasásemos tus votos, solo para asegurarme de que no la cagas con mamá en el último momento.

—No me lo pensé bien antes de nombrarte padrino.

—Pues vas un poco justo de tiempo para cambiar ahora.

—Entonces, voy a tener que conformarme contigo. Se supone que debería ser el día más feliz de mi vida, pero, en fin.

—¿No fue el día más feliz de tu vida el día que nací yo, tu primogénito?

—Lo fue en su momento, pero luego empecé a conocerte y cambié de idea. ¿Dónde quieres ir?

Le hago una seña para que me siga. Vale, esto ha sido fácil. Probablemente porque mi padre ya se huele algo de lo que está pasando. A ver, es el último fin de semana antes de su boda y mi madre ya tuvo su despedida, no creo que piense que sus amigos van a dejar de hacer lo mismo por él.

Me aparto a un lado en cuanto entramos en el local indicado y todos esos hombres lo reciben con entusiasmo. Creo que he tomado la decisión correcta al venir ahora a tomar algo y cenar con ellos y dejarlos solos mañana cuando se lo lleven a San Diego. No es que mi padre se corte mucho en decir gilipolleces cuando sus hijos están delante, pero supongo que será más libre de hacerlo si yo no estoy.

—Ya decía yo que estabas muy raro tú esta tarde —acusa, y me mira con cara de sentirse un pelín traicionado.

Respondo solo con una sonrisa inocente.

—Mira al bebé Sparks, pareces ya un hombre y todo —me saluda Ryan, que se acerca para darme un abrazo.

Se lo devuelvo y bromeo un poco con él. Siempre ha sido uno de los amigos de mi padre que mejor me cae, y es una pena que viva tan lejos y apenas lo veamos. Y justamente eso es lo que le está diciendo mi padre cuando Ryan vuelve a prestarle atención, que no puede creerse que haya venido desde Florida solo para tomarse un par de copas con él.

—Eh, chico —me llama Cam al tiempo que pone una mano en mi hombro—. Siento que hayamos tardado tanto, ha sido culpa mía, he ido a pasar un rato con Haley y se ha alargado más de la cuenta. Espero que no hayas tenido muchos problemas para entretenerlo.

Sacudo la cabeza, quitándole importancia. En realidad, no hablo porque me siento incapaz de decir nada con sentido después de oírlo decir el nombre de su hija. Hace días que no sé nada de ella. Sé que lo está pasando mal y entiendo que necesite este tiempo y que le dé espacio, pero me mata por dentro que no haya acudido a mí ni una sola vez para buscar consuelo. Tengo que morderme la lengua y me trago las ganas de preguntar por ella y saber cómo está.