EXTRA: LA BODA

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ADVERTENCIA: El siguiente extra contiene escenas recortadas del manuscrito original de Cómo llamarte amor 2 que tendrían lugar a lo largo del capítulo 40 de la novela.


JAYDEN

—No te preocupes, papá, está todo controlado, ¿vale? Todo está en su sitio y está listo. Solo tienes que bajar ahí, ponerte ante el altar y decir «sí quiero» —lo tranquilizo, mientras él termina de ajustarse la corbata frente al espejo.

Me mira a través del reflejo.

—Gracias, Jay. No sé qué haría sin ti.

Sé que no voy a poder evitar de ninguna manera que se ponga sensible hoy. No pasa nada, ya lo tenía previsto, pero esperaba que tardara un poco más en empezar con eso, de todas formas.

Llevo unos cuantos días frenéticos con los últimos detalles de la boda. Mi padre me ha tenido de acá para allá toda la última semana, cerrando la organización con los del hotel, supervisando la preparación de todos los detalles del salón donde va a celebrarse el convite, entreteniendo a mi abuela para que no volviera loca a mi madre... Es cansado esto de ser el padrino. Y ayer nos pasamos más de la mitad de la tarde montando el mural con fotos que mi padre quería hacer para mi madre. Está en la zona del cóctel, así que mamá no lo verá hasta después de la ceremonia. Ha quedado perfecto. Tan bonito que hasta yo me emocioné un poco al ver el resultado final.

Y hoy no está siendo más tranquilo de lo que lo fueron los días anteriores. He tenido que traer a mi padre, a mi abuela y a mi hermano al hotel justo después de comer y yo me he vestido y arreglado a toda velocidad para pasar el resto del tiempo yendo de un lado a otro de la finca asegurándome de que todo está listo. Ahora ya ha empezado la cuenta atrás. Mi padre está más elegante de lo que lo he visto en toda mi vida. Y también está nervioso, aunque eso lo intente disimular.

—¿Sin mí? Estarías explotando a Cam en el papel de padrino en vez de ser yo tu esclavo.

Lo veo sonreír de medio lado y luego se gira para poder mirarme directamente y no a través del espejo.

—¿Cómo estoy?

—Perfecto.

—¿Lo suficiente como para casarme con tu madre? —medio bromea, con una sonrisa perezosa.

Me acerco a él y le pongo una mano en el hombro.

—A ver, Tyler, tienes que entender que a mí nunca ningún hombre en el mundo me va a parecer lo suficientemente bueno para mi madre, pero, en fin, supongo que tú no estás mal.

Sonríe con ironía, en respuesta a mi broma, aunque veo en sus ojos que le ha hecho gracia, en realidad.

—¿Sabes? Recuerdo perfectamente el día que te concebimos y, verás, Jayden, no fue tan buen polvo como para que haya merecido la pena aguantarte todos estos años —ataca, burlón.

Hago una mueca. Sé que si alguien que no nos conoce oyera las pullas y las bromas que nos lanzamos a veces en esta familia pensarían que de verdad no nos queremos, pero nosotros sabemos bien lo que hay debajo de todo eso.

—No hables de «polvos» con mi madre —advierto, con cara de asco—. Te lo estás montando muy mal si no quieres que boicotee esta boda.

—¿Tienes los anillos?

Sonrío y sacudo la cabeza, dándolo por imposible.

—Claro que sí. Te he dicho que está todo controlado.

Asiente. Y luego se acerca y me abraza. Sin previo aviso, sin que me lo espere para nada. Reacciono rápido, devolviéndole el abrazo. Pone una mano en mi nuca y me revuelve un poco el pelo en esa zona.

Cómo llamarte amor II: En susurros.Where stories live. Discover now