CAPÍTULO 19

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Ha pasado alrededor de una semana entera desde la última vez que ví el rostro de Safwan, justo después del asunto en el baño.

Sé que él ha estado aquí todos esos días.
Mi comida siempre está en la cocina. Y el agua cuando voy a ducharme está tibia, al igual que el fuego encendido en la chimenea cada noche.

Pero Safwan no ronda por ningún lado en el que yo pueda verlo siquiera un segundo.

No sé si está actuando así a propósito o si realmente está demasiado ocupado.

— Muévete, muévete, muévete —en éste preciso momento me encuentro peleando contra la puerta de la entrada de la cabaña.

Estoy harta de estar encerrada.

Es asfixiante.

Ya he pasado los otros días luchando contra las otras puertas que llevan hacia afuera y con las ventanas. Pero, al parecer Safwan hizo éste el lugar perfecto para que nadie pueda escapar desde dentro, o al menos eso está funcionando conmigo.

Definitivamente estoy harta.

Doy una patada sobre la madera al darme cuenta de que no lograré absolutamente nada. Ni siquiera encontré un hacha o un cuchillo para poder hacerle al menos un corte o un rasguño a la resistente madera de toda la estructura.

«Ya estoy cansada.»

Suelto un suspiro y me giro sobre mis talones.

Doy un respingo y contengo mi respiración cuando elevo un poco mi mirada y veo a Safwan sentado en las escaleras viéndome atentamente en total silencio.

— ¡Mierda! —suelto entredientes y le echo una mala mirada, haciéndole saber que me ha dado un susto del carajo.

Cada vez más pienso que el tipo tiende a actuar cómo un maldito felino. Es peligrosamente sigiloso. Incluso su aroma parece desaparecer cuando está siendo de esa forma que me resulta tan intimidante y rara. No hace ni un mínimo ruido; absolutamente silencio y extremadamente rápido. Y cada vez que me percato, parece estar analizando todo con demasiado detalle.

A éstas alturas puedo estar segura de que él definitivamente es un cazador. Y yo, de alguna u otra forma, soy su jodida presa.

— ¿Ahora que sabes que yo construí éste lugar quieres destrozarlo? —cuestiona seriamente. La posición que tiene al estar sentado llama bastante mi atención. Sus codos están sobre sus muslos, mientras sus manos descansan entre el espacio que queda entre sus piernas separadas. La manera en la que va vestido; una vez más todo de negro, casi me deja sin aliento. Su ropa se ajusta de manera adecuada sobre los lugares correctos. Él luce impecable y su cabello rubio se ve atractivo con el largo que posee ahora. Ya no está tan corto cómo lo tenía cuando regresé a Sagesh—. Aléjate de mi puerta, ángel. Antes de que sea yo quién la arranque y te la pegue por la cabeza.—es tajante, cosa que me hace bajar de la nube de mis pensamientos.

Aunque... al verlo caminar siento una especie de cosquilleo recorrerme de pies a cabeza. La forma en la que su pantalón se ajusta a su cintura y cómo él se mueve al caminar con seguridad e imponencia, me hacen tener un mini cortocircuito en mi cabeza.

« Temo no salir triunfante de aquí. Éste tipo no me está dando oportunidad alguna... Necesito que alguien lo aleje de mí. De mi vista. Así la tentación se hace menos perturbadora.»

Haber tenido tantos días queriendo verlo, pero sin poder hacerlo me están haciendo daño ahora que lo tengo frente a mí.

— Yo creo que podrías volver a construir una nueva, igual o mejor que ésta —digo refiriéndome a la puerta al aclarar mi voz—. Bueno, de todas formas no la dañarías solo para pegarla contra alguien. Sería un trabajo desperdiciado.

Sombras Oscuras: ¿Quién es Safwan?Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum