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Los días pasaron, Alice estaba sentada en el suelo mirando el fuego de la chimenea, mientras que Dalya acomodaba algunas cosas para la Habitación.
De repente ella vio a Alice meter la mano al fuego soltó todo lo que tenía en las manos y corrió hasta ella sacando sus manos del fuego.

—Princesa por los dioses—ella miro sus manos—usted algún día va a matarme de un susto.

Dalya miro sus manos más de cerca, pero Alice no se había quemado era un poco extraño pensó Dalya, bueno tampoco tuvo sus manos mucho tiempo en el fuego.

—¿Por que hizo eso?—Pregunto Dalya preocupada.

Alice no respondió, estaba un poco desesperada al no tener su dragón a sus catorce años, ella vio los tres hevos en las grasas Alice se hacerco y los sacó uno por uno y los puso en el fuego de la chimenea.

—Solo quiero que uno esclosione, me conformaré con uno solo—Dijo ella mirando a los huevos.

—Mi princesa, el príncipe Aemond llegará en cualquier momento.

Alice asintió, ella se levantó y se sentó en la cama a esperar, su madre le había ordenado que se entregara a Aemond de una vez.
Mientras avanzaban los años, Aemond comenzó a tener necesidades de hombre y con el permiso de Alice estaba con una mujer que conoció en un burdel hace algún tiempo.

La puerta se abrió y Aemond entró, Alice comenzó a sacarse pedacitos de piel de los dedos, estaba muy nerviosa no quería hacerlo, pero era su deber y tenía que cumplir con ello.
Aemond se hacerco y se sentó a su lado.

—Se que no soy la elección de esposo que elegirías—dijo él—tu y yo sabemos a quien elegirías ¿Verdad? 

Alice bajo la cabeza pero Aemond la tomó del mentón e hizo que lo mirara otra vez.

—Se a quien amas... propongo que cumplamos a nuestros padres y a nuestra casa, y cuando esté ya este hecho, cada uno siga el camino que quiere.

Alice sonrio y asintió el proponía su unión y luego todo acabará no entendía por que lo hacía pero obviamente estaría de acuerdo con lo que él proponía.
A la mañana siguiente Alice se despertó por la luz de sol que le pegaba directamente en el rostro, ella se puso el camisón otra vez, la noche anterior Alice se entregó a su esposo, Aemond seguía durmiendo. Ella lo iba a despertar pero escucho algo proveniente de la chimenea.

Alice se acercó con cuidado allí estaban los huevos que le dio Rhaenyra, pero faltaba uno, Alice saco los huvos de la chimenea y comenzó a buscar entre las cenizas el carbón.
De repente un pequeño dragón abrió sus alas y se sacudió, el miro a Alice y de subió su mano, Alice sonrio por fin su compañero había llegado.

¿Innocent beauty? -Jacaerys Velaryon- #1Where stories live. Discover now