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Los días pasaron y Alice continuaba visitando a Viserys regularmente. Durante esas visitas, conversaban sobre cualquier cosa, pero había un tema recurrente que ocupaba parte de sus charlas: el bebé que llevaba en su vientre. Viserys expresaba su deseo de conocer al niño o niña cuando naciera, y sugería nombres.

-Visenya es un nombre digno si es una niña-decía él.

-Me gusta ese nombre. Si es niña, se llamará Visenya. Hablaré con Jacaerys, seguro no le importará.

Los días se convirtieron en un par de meses, y aunque las cosas parecían normales en la superficie, Alice notaba las juntas del consejo de su madre Alicent y Otto, junto con algunos lores. A pesar de ello, Alice también encontraba momentos de tranquilidad al hablar con Aemond. Recordaban tiempos pasados, especialmente cuando estaban casados. Las cicatrices en las palmas de sus manos que recordaban aquellos días, pero Alice evitaba preguntar sobre el hijo de Aemond. Ansiaba saber, pero le faltaba el valor para abordar ese delicado tema.

Alice escuchaba las palabras de Aemond con atención mientras recordaba el incidente que había marcado su frente con una cicatriz, hace un tiempo por parte de Jacaerys. Aemond la llevó hasta un espejo, apartando su cabello para revelar la marca que llevaba años ocultando con su cabello.

-Mira lo que te hizo-dijo Aemond, señalando la cicatriz-Dijo que fue un accidente, pero eso no cambia que te haya golpeado. Siempre está recordándote que Rhaegon es el heredero al trono y tú no eres nada en comparación, y luego minutos después se ruegue perdón. Siempre está desconfiando de ti. Cuando comience la guerra por el trono, no dudará en ir con y apoyar a su madre. ¿Y tú qué harás? ¿Apoyarás a tu hermano Aegon, que jamás te ha hecho nada, que nunca te levantó la mano? Confía en ti, confía en que lo apoyarás, y cree que eres igual de digna del trono como cualquier Targaryen. ¿Apoyarás a tu hermano o al hombre al que llamas esposo?

Las palabras de Aemond resonaban en la mente de Alice mientras él sostenía sus mejillas con las manos.

-En el caso de que no apoyes a Aegon y estés con Rhaenyra, debes pensar que no será seguro-dijo Aemond-Ella puede tomarte como rehén e incluso ella puede...

Alice lo interrumpió horrorizada.

-Es imposible. Rhaenyra no me mataría.

-Quizás no-respondió Aemond con seriedad-pero si llegara el momento, debes estar preparada para tomar decisiones y defenderte, debes matar a Rhaenyra antes de que ella te mate a ti.

Alice lo miró con incredulidad. La idea de matar a su hermana, aunque en circunstancias extremas, era aterradora.

No sabía cómo responder a la sugerencia de Aemond. Ella se preguntaba qué haría Jacaerys si su madre la tomaba como rehén la defendería o sólo se quedaría allí viendo.

Lo único de lo que estaba segura era que, en caso de que ella no pudiera sola Aemond y Aegon no dudarían en montar sus dragones para protegerla.

Alice se encontraba en el centro de todo. Tenía que usar todo a su favor.

Minutos después, Aemond salió de los aposentos de Alice y se encontró con Alicent, Otto y Helaena, quienes lo esperaban con anticipación. Aemond anunció su decisión.

-Ella apoyará a Aegon.

Alicent suspiró aliviada y le dirigió una sonrisa. Aemond continuó, revelando el plan que Alice le había propuesto para mantener sus intenciones en secreto de los negros, pero ella no había revelado el resto del plan que tenía en mente. Helaena soltó una pequeña risa y comentó.

-¿En serio crees que lograste manipularla, hermano? Que su belleza no te engañe. Alice es igual de peligrosa que su padre-Dijo Helaena-conozco mejor a Alice que todos ustedes incluso mejor que Jacaerys, y les aseguró que no es tonta.

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¿Innocent beauty? -Jacaerys Velaryon- #1Where stories live. Discover now