Capítulo veintitrés

650 55 13
                                    

Leah

—Tierra llamando a Leah —Will mueve la mano de lado a lado delante de mi cara, devolviéndome a la realidad.

—No estoy de humor, Will —murmuro, dando media vuelta para preparar el pedido de una mesa.

—Vale... Llevas tres días rara, tienes que contarme lo que te pasa.

—No pasa nada.

—Soy tu mejor amigo, sé que te pasa algo.

—No quiero hablar del tema —antes de que pueda replicar, empiezo a caminar hacia una de las mesas. Dejo los dos platos delante de las señoras que están sentadas y vuelvo al mostrador.

—Te guste o no, vamos a hablar del tema —continúa —. No me gusta verte así.

Suelto un suspiro.

—¿Es por Blake? —intenta adivinar.

Llevo sin ver a Ayden desde que le pedí que me dejara sola. Ha intentado que nos veamos pero no estoy de humor. Llevo días sin querer ver a nadie y pretendía seguir así unos días más, pero Will se ha presentado en la cafetería sin avisar.

También llevo tres días sin ver a Alex. Me está afectando más de lo que pensaba. Nunca hemos estado tres días incomunicados.

Cuando estuve viviendo con los abuelos y él se quedó en Nueva York nos llamábamos, o nos escribíamos o nos visitábamos... Ahora no sé nada de él. Le he escrito pero ni siquiera lee los mensajes.

—¿Leah? —Will me devuelve a la realidad.

—Lo siento.

—Me estás empezando a preocupar de verdad, ¿qué ha pasado?

Me encojo de hombros cuando siento mis ojos humedecerse. Si ahora mismo me pongo a hablar del tema, voy a ponerme a llorar.

Echo mucho de menos a mi hermano. Lo necesito. Y saber que está enfadado conmigo me destroza.

Will se levanta rápidamente del taburete y rodea el mostrador hasta estar delante mío.

—Los clientes no pueden... —murmuro.

—Ven aquí —me corta, ignorando mi comentario mientras me envuelve en un abrazo.

—No, Will —intento empujarlo. Sé que voy a ponerme a llorar si me abraza y lo último que quiero ahora es llorar en mi trabajo, pero me lo impide.

—Cállate —me acerca a su cuerpo y mi mejilla se apoya en su pecho. Cierro los ojos con fuerza cuando siento como deja un pequeño beso en mi pelo.

Respiro hondo, una y otra y otra vez. Pero en pocos segundos, las lágrimas empiezan a deslizarse por mis mejillas.

Me abraza más fuerte antes de separarse ligeramente de mí para poder mirarme. Acerca una mano a mi rostro y me limpia las lágrimas con el pulgar.

—Todo saldrá bien, bonita —murmura, sonriéndome de manera dulce.

Niego con la cabeza. Él asiente. Vuelvo a negar.

Entre nosotros dos | SEGUNDO LIBRO Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ