Capítulo veinticinco

577 59 7
                                    

Leah

Llevo todo el día en la cama.

Desde las siete de la mañana, que me he despertado porque era incapaz de seguir durmiendo, lo único que he hecho ha sido llorar. Bueno, también he mirado alguna que otra película y durante un par de horas he aprovechado para volver a dormir, intentando descansar un poco. Aunque la razón principal era para dejar de pensar en todo.

Por suerte, es miércoles y hoy no trabajo, aunque sí que tenía clases de piano, por lo que he tenido que llamar a mi profesora para decirle que estaba enferma.

No me he movido desde entonces, ni siquiera para hacerme la comida. No voy a mentir, empiezo a tener hambre. Ya son las nueve de la noche y tendría que hacerme la cena, pero realmente no me apetece.

¿Cómo puedo ser tan estúpida?

Llevo todo el día pensando en lo que me dijo Ayden. Es la persona con más paciencia que conozco, siempre intenta entenderme, pero he estado siendo una egoísta con él.

Tiene toda la razón, llevo semanas mareándolo y no me he dado cuenta de lo que podría estar afectándole. Tan solo pensaba en mí. Y para darme cuenta de esto, Ayden ha tenido que explotar diciéndomelo todo a la cara.

Me lo merezco. Al final cuando intentas solucionar algo que no deja de romperse, te cansas.

Odio pensar que ha tenido que enfadarse conmigo para darme cuenta de lo mucho que lo quiero. Supongo que... sí que daba un poco por hecho que Ayden siempre volvería conmigo, aunque yo nunca estuviese segura.

Ojalá hubiera tenido todo esto claro antes de hacerle daño.

Llevo meses buscando tener otra vez lo que teníamos antes, la confianza que tenía en él, lo mucho que le quería, como éramos... pero eso ya no está. Es imposible volver a tenerlo.
Y no me daba cuenta de que lo que necesitaba realmente, estaba justo delante mío. Ambos hemos cambiado, pero Ayden nunca ha dejado de cuidarme. Me ha demostrado que puedo confiar en él.

Me encantaría levantarme ahora mismo de la cama, salir de la casa e ir a buscarlo para decírselo. Pero no me atrevo.

Doy un pequeño respingo ante el sonido del timbre, que me devuelve a la realidad. Me incorporo ligeramente de la cama. ¿Quién podría ser?
Mi primer pensamiento se dirige a Ayden, pero ayer fue muy claro al decirme que tenía que aclarar mis sentimientos, por lo que dudo que se trate de él. Y ya ni siquiera considero a mi hermano como a una posible opción.

Me levanto de la cama mientras bostezo, de manera perezosa. No he hecho nada en todo el día pero por alguna razón, tengo sueño. Llevaba tiempo sin dormir tan mal.

Me fui a dormir a medianoche, pero hasta las dos de la mañana no fui capaz de pegar ojo. Mi cabeza estaba demasiado ocupada dándole vueltas a todo. Y cuando al fin conseguí dormirme, tuve una pesadilla.

Camino, prácticamente arrastrándome hacia la puerta.

—¡Sorpresa! —Sophie aparece delante mío, con una sonrisa de oreja a oreja y abriendo las manos, preparada para recibir un abrazo.

Abro la boca con sorpresa. Llevo unos meses sin verla, ambas hemos estado ocupadas y vivimos lejos. Ella ahora está en Inglaterra estudiando, no tenía ni idea de que estaba por Nueva York.

Entre nosotros dos | SEGUNDO LIBRO Where stories live. Discover now