Capítulo 39

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IZAN

Usansolo, 12 de julio de 2022


Desde la ventana observo la cabaña, o mejor dicho, lo poco que se ve de ella. Puedo apreciar parte del tejado, un pequeño trozo de fachada y hasta una ventana. He intentado ver a través de ella numerosas veces pero es inútil, tanto como malgastar mi tiempo contemplando este edificio escondido.

Es preferible que alce la vista hacia el cielo estrellado, hacia la resplandeciente luna. Esta me recuerda a Andoni. No por el simbolismo romántico —que también—, sino porque tiene dos caras: una visible y otra oculta. La primera te cautiva y la segunda, la misteriosa, es fácil aprender a ignorarla.

Por ello, cuando a las once y media de la noche me llega un nuevo mensaje suyo, invitándome a tener otra cita a escondidas en su dormitorio, no dudo en contestar:


IBARRA: He elegido una peli que puede gustarte.

IZAN: ¿Me vas a sorprender?

IBARRA: No lo dudes.

IZAN: Miedo me da.

IBARRA: Tranquilo, no es de terror. Aunque es un poco dura...

IZAN: ¿Voy a llorar?

IBARRA: Conmigo nunca. Pero ven preparado. Es larga ;)


Me muero de ganas de seguirle la coña. ¿Dura y larga? Se está quedando conmigo. Pero me contengo. Siempre se ha dicho que el perro ladrador es poco mordedor, y a este sabueso hoy le apetece atacar.


IZAN: En 5 minutos estoy.


Pronto subo por las escaleras, vestido con un pantalón negro y una camisa blanca, un conjunto que no puede chocar más con el de Andoni, quien lleva una corta pantaloneta azul y una camiseta de poliester roja.

—Vaya. Qué guapo —halaga.

—Gracias.

—Y qué elegante. ¿Quién ha muerto?

—Tu gracia.

Pasando de las estupideces, me abro paso al interior de su particular gimnasio, ahora convertido en una sala de cine. Las lámparas están apagadas, las cortinas echadas y las máquinas de ejercicio adornadas con pequeñas bombillas amarillas que le dan al lugar un estilo tan chill como navideño

—¿Has flipado, eh?

Se lo pongo difícil:

—Fliparé dependiendo de la cartelera.

—De acuerdo.

Salta sobre la cama, se tumba entre cojines, y coloca un portátil a la altura de su entrepierna mientras busca la película.

—¿Quieres que te la enseñe ya?

Trago grueso.

—Me refiero a la peli.

—Lo sé, imbécil.

Me sitúo a un lado.

—Dime, ¿cuál has elegido?

El lobo de Wall Street.

—¿En serio? —Reprocho—: Eres un básico.

Se ríe, le divierte que arremeta contra él.

El último amanecer de agostoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin