Capítulo 22.

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Seguía sentada en el sofá de Justin, esperando a que dijera algo relacionado con la razón del porqué estaba yo allí, aunque aún ni siquiera lo sabía. Justin me miraba con una sonrisa en el rostro, esperando a que abriese la boca.

―Bueno, ¿qué? ¿Vas a decir algo?

―Creo que eres tú el que tiene que decir algo, Bieber.

Alzó una ceja y se cruzó de brazos, siguiendo esperando. Mi paciencia estaba legando a su fin. Le quería perder de vista, pero no podía irme de allí sin una respuesta.

―¿Qué quieres más de mí? ―pregunté al fin, causando que en su rostro se estableciera una pizca de confusión cosa que me extrañó―. Hoy antes de venir aquí estaba en la cafetería con Sally y...

―¿Y qué se supone que hacías con Sally en la cafetería? ¿Desde cuándo sois tan amigas? ―me interrumpió cuando empecé a contarle la historia, o bueno, mejor dicho, intenté.

―¿Me vas a dejar hablar? ―éste asintió y cambió el peso de su cuerpo de la pierna izquierda a la derecha―. Bien. Como te estaba diciendo, estaba en la cafetería con Sally y me ha hablado de nosotros. De ti y de mí.

―¿De nosotros? Lo dices como si estuviésemos juntos.

―Bingo. Veo que no tienes todas las neuronas muertas ―sonreí irónicamente y él se sentó en el apoyabrazos del sofá donde me encontraba sentada, a un metro de mí―. Te recuerdo que para tu familia soy tu novia, no Sally, de la cuál te avergüenzas. ¿Me equivoco? ―negó con la cabeza y proseguí―. Pero ella no hablaba concretamente de eso.

―¿Ah, no? ¿Entonces, ¿de qué hablaba si se puede saber?

―De la foto.

Sus ojos por poco salieron de las órbitas, como les pasó a los míos cuando le escuché decir eso a Sally. Cogió su móvil de la mesita que había al lado del sofá y lo desbloqueó, empezando a toquetearlo sin parar, sin decirme nada al respecto, cosa que hizo que mi sangre comenzase a hervir.

―No puede ser...

―Justin, ¿has enviado la foto a todo el mundo? Por lo que más quieras, dime la verdad.

No me contestó; parecía estar sumergido en una burbuja donde solamente existían él y su teléfono móvil, aquella máquina que era capaz de destruirme en cuestión de segundos. Y el poder lo tenía él.

―Justin.

―No, Lexie, no, joder. ¡Yo no he enviado nada a nadie!

―¿¡Entonces como ha visto la foto?! ―Justin dejó de trastear el móvil y alzó la mirada, mirándome a los ojos. Ahí fue cuando vi realmente al verdadero Justin por primera vez. Vi lo más profundo de él. Vi su preocupación, su desesperación―. He hecho todo lo que has querido y todo lo que me has pedido. Lo he hecho absolutamente todo. Con esa foto has destruido mi vida tú también. ¿Tanto me odias, Justin? ¿Tanto asco me tienes para humillarme de esta manera delante de cientos de personas?

―Lexie, te lo vuelvo a repetir: yo no he enviado la foto a absolutamente nadie.

Esta vez dijo cada una de las palabras más lentamente que la anterior, intentando transmitirme algo con la mirada, algo que no sabía descifrar. Justin tiró el móvil a un extremo del sofá una vez bloqueado. Entonces se acercó a mí, levantándose del apoyabrazos y sentándose cerca de mí.

―Lexie, yo...

―No, Justin. Quiero la verdad.

Justin se pasó las manos por el pelo, dando un aspecto de desesperado. Quería creerle, una parte de mí lo deseaba con todas mis fuerzas, pero no podía. No podía fiarme de un chico que me había espiado sin apenas conocerme, me había fotografiado prácticamente desnuda y después había utilizado la imagen para chantajearme numerosas veces, teniéndome atada a él.

―La única verdad que sé es que no le he enviado la foto a nadie. Tienes que creerme, Lex, debes de hacerlo.

―¡No puedo! ¡No puedo, Justin! ¡No puedo creer a alguien que me ha estado chantajeando todo este tiempo, amenazándome con que enviaría la maldita fotografía a todo el mundo! ¿Cómo sé que no me estás mintiendo? ¿Cómo sé que lo que estás diciendo es la verdad? ―nunca le había visto tan afectado como lo estaba en esos momentos, pero no podía dar mi brazo a torcer y creerle tan a la ligera. Quizá ese era otro de sus juegos sucios.

―¡Jamás se la enviaría a nadie! ―gritó exasperado, provocando que mi corazón se acelerase más de la cuenta ya que no me esperaba esa reacción―. Joder, Lexie, podré ser todo lo que tú quieras, podré haber hecho todo lo que tú quieras, pero en el fondo soy persona.

―A esa persona que dices ser en el fondo no le importó verme sufrir todas esas veces anteriores. ¿Qué tiene de diferente esta vez?

―Que quiero que me creas ―no le respondí a lo que me había dicho. Me limité a agachar la mirada mientras notaba la suya posada en mí. Me sentía intimidada, como si en cualquier momento hiciera algo que me fuera a herir―. Diga lo que diga no me vas a creer, ¿verdad?

―No después de todo lo que me has hecho ―callé durante unos segundos, pero al ver que él no decía nada me levanté de aquel sofá, negando con la cabeza―. Me voy, no puedo perder más tiempo en algo inútil.

Iba a empezar a caminar hacia la puerta cuando una fuerza sobre mi muñeca me detuvo. Me giré y vi como Justin me miraba mientras me agarraba con fuerza, clavando los dedos sobre mi piel, haciendo que palideciera.

―Justin, suéltame.

―Primero di que me crees.

―Lo único que diré es: gracias por haberme jodido la vida como lo has hecho.

Y dicho eso, zarandeé mi brazo, tirando de él para zafarme del agarre de Justin. Noté mi muñeca liberada, pero a la vez desnuda, sin sus dedos sobre ella. Caminé hacia la puerta con un paso lento, más lento de lo que debería. Aún tenía una pizca de esperanzas de que su voz me detuviese una última vez, diciéndome que me quedase y que le creyese. Quizá solo necesitaba eso para creerle: escucharlo salir de sus labios una vez más. Pero no fue así. No sucedió nada de eso. Abrí la puerta y cuando esa pizca desapareció por completo, dejando mi pecho vacío, salí de ahí, sin escuchar nada, solamente mi respiración retumbar contra mis oídos.

―Está bien, Lexie, no pasa nada. No pasa absolutamente nada. Al contrario, ahora estarás mucho mejor. ¿No querías que Justin desapareciese de tu vida? Bueno, quizá por fin lo has conseguido ―me dije a mí misma en voz alta para intentar creérmelo, porque en realidad, quizá lo que sentía era totalmente lo opuesto a eso.

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dos capítulos en menos de una semana... ¿qué me está pasando? JAJAJAJJAJAJA bueno beibis, aquí tenéis el dramoso capítulo 22, lleno de tensión.

la verdad es que me ha gustado bastante como ha quedado, pero me encantaría saber vuestra opinión y reacción al leer esto. así que dejadme en comentarios qué os ha parecido el capítulo y qué creéis o qué queréis que pase a continuación 

Blackmailer ➳ j.bOù les histoires vivent. Découvrez maintenant