Capítulo 23.

2.7K 194 8
                                    

No sabía lo que sentía en mi interior concretamente en aquel mismo momento. Quizá era una mezcla de sentimientos que ni yo misma sabía controlar o definir. Por una parte estaba enfadada, defraudada, decepcionada, pero por otra parte creía que en mi interior había una especie de tranquilidad al pensar que todo había acabado por fin. Ya no me volvería a chantajear con nada por el mero hecho de que ya no tenía nada que nadie más tuviera.

El autobús paró en la parada que había a unas manzanas de mi calle. Cogiendo la mochila del asiento libre que tenía a mi derecha me puse de pie, caminando hacia la puerta que en cuestión de segundos se abriría para mí y para dos personas más que se encontraban delante de mí. Salí del vehículo a toda prisa, haciendo mi camino hasta mi casa. Por un momento pensé en qué decirle a Finn cuando me viese llegar una hora antes de la que debía, pero después recordé que tenía una reunión y que no llegaría hasta mediodía.

Tiré las cosas sobre el sofá cuando entré en el apartamento y saqué el móvil del bolsillo trasero de mis vaqueros. Me senté en el cómodo sofá y desbloqueé el móvil viendo más de una docena de mensajes de Gwen. La realidad no era que quería saber qué quería ella, ni si tenía algo importante que decirme; lo que quería era comprobar si Justin había querido decirme algo y lo había hecho por mensaje de texto, pero sorprendentemente no fue así. Eso me demostró una vez más lo poco que le interesaba que yo creyese su verdad y también lo poco que le importaba yo. No comprendía cómo podía ser capaz de seguir pensando que Justin haría algo más para hacerme cambiar de opinión respecto lo sucedido. No le importaba, nunca lo había hecho. Había tenido la oportunidad de humillarme y no se lo había pensado dos veces antes de hacerlo, haciéndome así daño.

En ese momento, cuando estaba sentada con el móvil entre las manos que descansaban sobre mis piernas, esperando algo que nunca iba a suceder, me di cuenta de que mis sentimientos por él no eran los que yo pensaba que eran. Me sentía humillada, destrozada, con el cuerpo y el corazón hechos añicos, y entonces noté como las lágrimas que llevaban tiempo empañándome la vista empezaron a brotar de mis ojos, corriendo por mis mejillas para acabar desapareciendo en mis clavículas. Todo ese tiempo había estado viviendo engañada por mí misma, por mi mente, la cual se negaba a aceptarle al corazón los verdaderos sentimientos, haciendo que éste llevase una coraza falsa. Había estado pensando que mis sentimientos hacia Justin eran solamente de odio y asco, repulsión, pero en realidad lo que sentía por él era todo lo contrario. Justin y su juego me había confundido hasta tal punto de hacerme entrar en él y creerme que ese juego era la pura realidad, una realidad que formábamos él y yo.

Y en ese mismo instante en el que estaba sumergida en mis pensamientos y sentimientos el móvil comenzó a vibrar, haciéndome dar un pequeño salto sobre el sofá. En mi mente tenía la imagen de Justin al otro lado de la línea esperando a que le cogiera el teléfono, pero cuando vi el nombre que salió en la pantalla esa ilusión desapareció.

—¿Sí? —contesté al teléfono, sorbiéndome la nariz e intentando que las lágrimas cesasen de una vez.

—Joder, Lexie, por fin me respondes a algo. Estaba preocupada por ti —calló y volví a repetir la misma acción que hice segundos antes—. Espera, ¿estás llorando?

Quise decirle que no, que estaba bien, que estaba empezando a coger un resfriado. Pero no tenía fuerzas para hacerlo y me limité a negar con la cabeza como si ella me pudiera ver. Y gracias a esa pregunta y al silencio que había entre las dos, rompí a llorar de nuevo.

—Gwen...

—Pero cariño, ¿qué ha pasado? —no contesté; no porque no quisiera, sino porque no podía—. ¿Por qué te has ido corriendo del instituto hace unas horas? ¿Tiene eso algo que ver con que estés así? Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, Lexie.

Blackmailer ➳ j.bWhere stories live. Discover now