7

27 6 1
                                    


"Natalia Vodianova desaparecida desde el pasado jueves 3 de diciembre" era el titular de noticia de las páginas del Izvestia que en el primer canal de televisión abierta estaban destacando. Me quedé estupefacta y no reaccioné a hacer más que pasar los canales de uno en uno. Como mi subconsciente había pensado en aquel minuto, todos los canales estaban pasando la misma noticia. Yo.

Me senté lentamente al pie de la cama, para apreciar más cómodamente como mi persona era buscada por el mundo entero; y no solo eso, estaban creando, los medios, unas conspiraciones bastante inusuales alrededor de mi imagen. Realmente ni yo sé porque estoy aquí, así que cualquiera de estas historias inventadas en la televisión podría ser cierta. Lo que todos tenían claro es que yo no había agendado ningún vuelo desde París y que el mismo personal, de los tres aeropuertos que hay en la ciudad, han confirmado que no me he presentado por allí.

Cuando me dispuse a buscar a Suzdál y contarle todo lo que estaba sucediendo, o al menos lo que sabía hasta ahora, un objeto extraño golpeó la ventana de la habitación, quebrando el vidrio por completo y precipitándose a mi lado. El ruido me saco de mí misma y me devolvió en menos de un segundo a mi cuerpo, recomponiéndome. Vi que se trataba de un teléfono celular de esos antiguos que aún contaban con teclas para poder marcar. Apenas vi el aparato junto a mí, recordé que yo no tenía mi teléfono celular, y aun sabiendo eso mismo lo comencé a buscar entre mi chaqueta y mis pantalones. Como por inercia.

Estaba en proceso de búsqueda sin sentido cuando de repente, la puerta se abre de golpe.


Entre líneas de sangreOnde as histórias ganham vida. Descobre agora