Capítulo 7-Una bandada de lechuzas.

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Después de veinte minutos de terrible silencio con Harry, Ginny parpadeó un par de veces e intentó abrir los ojos mientras su cabeza ladeaba de un costado al otro de la almohada.

—No...no pudes—susurró.

Al escuchar su voz,los dos nos incorporamos hacia la camilla y miramos a la movida pelirroja con los ojos expectantes, intentando entender sus frágiles susurros.

—No me hagas esto...—suplicó ella.

—¿Me oyes, cariño?—dijo Harry para intentar calmar a su mujer—Estoy aquí,soy yo,Harry.

—¿Para qué voy a servirte?Soy débil— Ginny seguía murmurando,mas lo que antes eran susurros habían dejado de serlo y ahora cada palabra se entendía a la perfección.

—¿Qué está diciendo?—dijo un Harry que me miraba asustado a través del cristal de sus pequeñas gafas—¿Entiendes algo de esto,Sophie?

Creo que al cabo de unos largos segundos escuchando antentamente los delirios de mi cuñada, comprendí que aquello que reproducía una y otra vez era la conversación que había tenido con la persona que grabó ese tatuaje en su blanca piel.

Aún sabiendo que mentía a mi mejor amigo, moví la cabeza lentamente y él entendió aquello como una respuesta negativa a su anterior pregunta.Realmente mentirle a alguien como Harry,que ha estado a mi lado desde el primer dia en que entré en Hogwarts a los once años,me dolía. ¿Pero, a caso podía explicarle mi teoría? Obviamente sí, aunque no me pareció correcto, así que permanecí callada hasta que Ronald apareció corriendo por la puerta de la habitación. Antes de girar la cabeza pude ver por el rabillo del ojo como Harry le bajaba la manga izquierda de la camiseta a Ginny.

—¡¿Qué ha pasado?!—parecía que a Ronald se le iban a salir los ojos de las órbitas de lo rápido que hablaba y lo torpe que caminaba debido a su nerviosismo.

Sus piernas,que en aquél momento parecían echas de gelatina, se movían de una forma muy extraña mientras se acercaba a su hermana, quien por fin había terminado con los susurros y los murmullos.

—Oh,Ginny...—suspiró él.Le cogió la mano y le besó la frente—Siempre metiéndote en problemas, hermanita—lo dijo con lágrimas en los ojos, dedicándole una sonrisa oculta de tristeza a la pelirroja ausente que tenía en frente.

                               ***

Al rato de despedirnos de Ginny,tarea que no fue nada fácil, Ronald,Harry y yo volvimos en el coche azul que habíamos usado para venir,con la excepción de que ahora Ron sustituía a Trevor,el médico.

—¿Cariño, hoy no trabajabas?—pregunté mirando a Ronald mientras alzaba las cejas.

—No trabajo las veinticuatro horas,Sophie—Ron miró a Harry y añadió—Él también es auror y pocas veces le veo haciendo algo.

Harry,que aún estaba un poco tenso por el reciente descubrimiento de su mujer,sonrió por primera vez en horas y respondió a Ronald como si su tristeza se hubiese evaporado de golpe.

—¡Yo siempre estoy haciendo algo, Ron!Pero ahora mismo estoy de vacaciones.

—¡Eso no es justo!—dijo el niño que Ronald llevaba en su interior—Siempre tengo que hacer más trabajo que tú—añadió sacándole la lengua al mencionado.

Al acabar aquél momento fraternal entre Harry y Ron, ya habíamos llegado de nuevo a la Madriguera.

Mi cuñado decidió quedarse unos días con nosotros mientras Ginny se recuperaba y salía de San Mungo.Nos agradeció nuestra compañía y nosotros le agradecimos la suya.

Ron aparcó el coche y andamos los tres hacia la puerta de madera, a la vez que charlábamos un poco apagados, la ausencia de mi cuñada se hizo notar.

Entramos en la casa y al dejar nuestras pertenencias en el sofá:abrigos,carteras y demás, unas cuantas lechuzas empezaron a entrar por todas las ventanas que había dejado abiertas. Al principio avisté dos,luego descubrí otras dos en las escaleras, y cuando creía que las sorpresas se habian terminado,más lechuzas empezaron a sobrevolar el comedor y nuestras cabezas.

—¡¿Qué está ocurriendo?!—pregunté a nadie en concreto mientras intentaba que las aves no chocaran contra mí.

Intenté vislumbrar a los chicos a través de aquél mar de lechuzas y ví como Ronald se peleaba con una de ellas.

—¡Déjame en paz!—gritaba mi marido haciendo gestos extraños para ahuyentarla—¡Qué pesadilla de animales! —bufó indignado.

Harry estaba tan entretenido riéndose a pleno pulmón por el espectáculo que Ron ofrecía, que no se dio cuenta de que una pequeña lechuza blanca como la nieve se posó en mi brazo y me tendió la pata, tal como hacen cuando hay correspondencia.

—Oh,tienes una carta para mí—le dije a la pequeña, ella ululó—Muchas gracias.Me encantaría que tú y tus amigas fuerais a otro lugar a volar.¿Crees que sería posible?

Dicho esto todas las aves desaparecieron, unas volaron hasta las ventanas de la cocina y otras subieron escaleras arriba,supongo que para salir por las ventanas de los dormitorios, el caso es que desaparecieron y todo volvió a la normalidad.

—Creo que voy a acostarme—dije a la vez que me acercaba a mi marido—estoy un poco cansada.

—Ningún problema—respondió Ron dándome un beso en la frente—Que descanses.

—Adiós Harry—añadí saludándole con la mano.

Subí las escaleras y abrí la puerta de la habitación, me tumbé en la cómoda cama de matrimonio y me disponía a dormir cuando recordé que seguía sosteniendo el pergamino en la mano.

No sé bien que esperaba encontrarme pero, realmente no era nada parecido a aquello, era un mensaje corto,no había mucho sobre lo que comentar.

'Sophie tenemos que hablar pronto.Pido disculpas por la gran cantidad de lechuzas que he hecho enviar.

Draco Malfoy.'

¿Weasley o Malfoy? (2014)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora