Capítulo 10-Visitas y de más.

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Utilizar la chimenea como método de transporte tiene sus desventajas, y una de ellas es que caes de rodillas al suelo. Me incorporé mientras me quitaba el polvo de la ropa y echaba un vistazo a la silenciosa casa que parecía no haberse enterado de mi ausencia en las últimas dos horas. En el fregadero de la cocina pude ver como los platos de comidas anteriores se acumulaban, me acerqué un poco más y encontré una nota de papel arrugado en la cual ponía: 'Si ves esto no te enfades, ya lavaré los platos mañana' Ron, pensé.

Estaba tan tremendamente cansada que no me hubiese importado en absoluto que aquella pequeña montaña se convirtiera en el Everest. Suspiré empezando a andar con mucha cautela hacia la habitación. Al llegar a la puerta giré el pomo con sumo cuidado y me adentré, sentado en la silla que había al lado del armario me encontré a Ronald, supuse que esperándome. Mi instinto me pidió que bajara la cabeza y así lo hice, no pude despegar la mirada del suelo de madera hasta que Ronald no abrió la boca.

—¿A qué esperas,Sophie?—dijo con una voz más calmada de lo habitual. A sus ojos pude ver asomadas mil dudas.

—Salí a dar un paseo—respondí con las temblorosas manos escondidas detrás de la espalda.

—¿Un paseo por Borgin y Burkes?—Al pronunciar aquello su tono se volvió irónico y estaba segura de que su única intención era herir.

—No—dije no muy convencida a la vez que negaba con la cabeza.

Ante mi respuesta Ronald se levantó dejando a un lado la silla, acercándose a su cajón de la mesita de noche, y de allí extrajo un pergamino que yo ya había leído cientos de veces.

—'En cuanto nos veamos te explicaré todo lo que quieras. Nos veremos en dos días, a las 22:00 h. Callejón Knocturn, Borgin y Burkes, pregunta por mí. Draco.'—dijo Ronald intentando imitar la voz de Malfoy—¿¡Creías que no iba a darme cuenta?! ¿Tan estúpido te parezco,Sophie?

Al mirarle vi como su anaranjado pelo se volvía casi tan rojo como su cara.

Le expliqué a Ronald que solo había ido a hablar con Draco, remarqué la palabra 'solo' unas cuantas veces, pero al ver que no servía de nada mi enfado me empujó a decir algo de lo que de verdad me arrepiento.

—¡Si no hubiese ido a hablar con él,todavía no sabríamos por qué Ginny tuvo aquel accidente! ¡No sabríamos porque razón tenía la marca de los mortífagos al llegar a San Mungo!

—¡Ronald!—grité mientras me acercaba corriendo a mi pálido marido que acababa de caer, a consecuencia de las palabras que habían salido de mi boca hacía apenas unos segundos—Oh cariño, lo siento tanto...—susurré mientras le sostenía la pelirroja cabeza—No tendría que haberte dicho eso.

—¡Accio teléfono!—Al instante mi teléfono apareció de debajo de la cama—Así que estabas ahí—dije marcando el número de Harry, pues ya no se encontraba en la Madriguera, sino que había vuelto a su casa en Londres. Cuando estaba escuchando la cuarta señal de comunicación, oí la voz de mi somnoliento cuñado al otro lado del teléfono.

                              ***

Harry vino a recogernos en su nuevo coche, que era de un negro mate reluciente, tan pronto como le fue posible. Picó al timbre mas fue un gesto absurdo ya que no estábamos en una buena situación para abrir. Comprendió al instante que esperar de pie junto a la puerta con el frio que hacía no le serviría para nada, así que tuvo que volver al coche y buscar la copia de las llaves de Ginny.

—¡¿Qué ha pasado aquí?¡—dijo al verme agachada junto a Ronald—¡A estas horas tendríais que estar durmiendo, que así seguro que no pasaba nada!—dijo un Harry asustado—Vamos Sophie, ayúdame a cargar a Ron hasta el Ford.

Entre los dos cogimos al pelirrojo,él por los talones y yo por la parte de arriba. Lo complicado fue salir por la puerta sin que alguna parte de Ron se chocara en ella. Al final conseguimos con mucho esmero tumbarle en los asientos de la parte de atrás, parecían comodos y estaban acolchados, pero aun así no quería dejarle solo.

—Voy detrás con él—le dije a Harry sin mirarlo mientras saltaba del asiento del copiloto a la parte de atrás.

No hablamos durante todo el trayecto a San Mungo. Era raro volver a aparecer por allí cuando solo hacía una semana de la última visita. Las enfermeras eran personas estupendas, pero no quería que me conociesen solo por tener a media familia allí, sé que solo eran dos, pero a este ritmo quizá tendríamos que pedir una habitación solo para los Weasleys,Harry y yo.

Una de las mujeres antes nombradas se acercó a nosotros con una expresión muy amable en el rostro y con un leve movimiento de varita hizo que una camilla apareciera y seguido de otro movimiento Ron quedó encima. Sin decir una palabra la enfermera desapareció y la camilla empezó a deslizarse hasta una habitación que me resultaba familiar.

—¿403?—pregunté.

La puerta se abrió sin apenas hacer ruido y dejó pasar a Ron con la camilla,seguido de Harry y de mí. Al entrar noté la mirada de mi cuñado en la nuca, sabía que me estaba mirado y también sabía muy bien porqué. En aquella sala seguía hospitalizada Ginny, hoy era su última noche allí y al parecer recibía visita.

—¿Ne...Neville?—pregunté tartamudeando.

El hombre se giró y dejó al descubierto su redondo rostro, el cual esbozaba una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Sophie!—dijo mientras se abalanzaba y me abrazaba sin dejarme respirar—¡No sabes cuánto te he echado de menos!

Al terminar aquella escena de reencuentro, Neville se acercó a Harry, quien después de darle la mano le abrazó al igual que había echo antes conmigo y añadió:

—¡A ti también Harry!¿A caso creías que Sophie era más importante que...—El hombre acababa de reparar en la camilla y en el cuerpo inerte de Ronald. Se acercó rápidamente a él y empezó a disparar todas las preguntas de golpe, igual que hacia siempre que se ponía nervioso dos horas antes de un examen.

—Se encuentra bien, seguro que solo serán unos cuantos días...

Los dos me miraron con cara de desconcierto aunque nadie añadió nada, dos minutos más tarde una pelirroja despertaba de su sueño.

—¿Qué hacéis aquí tan tarde?—preguntó Ginny intrigada—Ya sabéis que mañana me dan el alta y puedo volver a casa.

La mujer se incorporó, puso bien su gran cojín y nos miró. Entonces al igual que Neville, se dio cuenta de que en la sala no éramos cuatro, sino cinco.

Harry se acercó a su mujer e intentó tranquilizarla mientras le explicaba lo poco que sabía sobre el 'accidente' de Ronald, que era básicamente lo que yo le había contado en el coche antes de salir hacia San Mungo.

                                ***

Harry y yo nos quedamos toda la noche sentados en unas sillas que hechizamos para que pudieran convertirse en un sofá, al lado de Ginny y de Ron.

Neville se había despedido diciendo que había ido corriendo al enterarse del susto de Ginny, pero que no podía faltar a sus clases en el colegio de Hogwarts, así que hacia horas que había partido en tren, no sin antes prometernos que le volveríamos a ver pronto.

A la hora indicada, a Ginny le dieron el alta y tras vestirse con la ropa que su marido le había traido de casa, volvío a estirarse en la cama.

—Es tan temprano...—dijo ella—No me extraña que Ron siga durmiendo, siempre ha sido de levantarse tarde.

Los tres reimos la ocurrencia mas en pocos segundos el rostro de Ginny cambió.

—Sophie—dijo seriamente—Tenemos un problema.

—Lo sé...—respondí mientras el subconsciente desplazaba mi mirada hacia el brazo izquierdo de la pelirroja.

—Quieren matarle...—dijo entre sollozos y con la mirada posada en los azules ojos de Harry.

—Siempre lo han querido—una sonrisa se dibujó en su rostro—Llevo esquivando a la muerte desde que era un bebé,cielo, puedo apañármelas.

La mujer sonrió con lágrimas en los ojos y se dejó abrazar por su marido.

¿Weasley o Malfoy? (2014)Where stories live. Discover now