Capítulo 13-Etiquetas.

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Todavía un poco incrédula por lo que acababa de pasar—Encontrar a mi marido, a Harry y a Draco, juntos, no era algo muy habitual.—me giré hacia Ronald, que parecía un tanto sobresaltado y que por fin, después de quince largos minutos había decidido soltarme. Lo encontré vagando la mirada por el ya no tan limpio suelo de la casa, sus ojos se desviaban aquí y allá buscando suciedad, o eso me pareció a mí.

—Tenemos que limpiar esto, Sophie—dijo señalando un rincón del comedor. Su voz denotaba intranquilidad, sabía que lo que me decía era solo para llenar el silencio que había dejado Malfoy al irse.

—¿A qué ha venido esta amenaza hacia Draco?—pregunté.

Me miró bruscamente, olvidando por completo la suciedad y el polvo de todos los muebles que reinaban en la sala, sus ojos parecieron abrirse como platos ante mi inesperada pregunta. Adoptó un semblante de hombre frio que no le pegaba para nada y oí algo parecido a '¿Le estás defendiendo?' dicho con un tono que dejaba ver su celosía. Me abstraje de aquella conversación que yo misma había creado, dejé mis pensamientos en blanco y por unos instantes noté algo parecido a la felicidad, en mi vacía mente no había mortífagos, cuñadas valientes, maridos celosos con graves pesadillas, rubios irónicos... nadie, absolutamente nadie, ni si quiera yo. '¿Qué te está pasando?' preguntó mi subconsciente, 'Antes no había tantos problemas', no pude evitar soltar un suspiro ante aquello, 'Lo sé' respondí para mis adentros.

—No hay quien te entienda—oí que decían ya lejos de mí.

Ronald acababa de subir las escaleras para volver a la habitación, todavía era muy temprano para él, así que supuse que querría conciliar el sueño otra vez 'Después de esto no podrás' pensé.

—¿Qué te ocurre últimamente, Sophie?—Vi unos ojos azules que me observaban con preocupación detrás de unas gafas de redonda montura.

Harry, que era quien había empezado aquel plan para su mujer, quien había hecho que Draco estuviera en casa y como consecuencia, que Ron se molestara conmigo y sacara su hombría, me miraba ahora como si él fuese un desconocido y no tuviese nada que ver, como si no supiese de la existencia del lio en que podíamos meternos y en el que me había metido con Ron.

—Harry, estoy metida en un buen lio...—susurré mientras bajaba la cabeza.

—¿Qué ocurre?

—Malfoy...—dije con un tono que dejó entrever que detrás de aquello se escondía algo grave.

Mi cuñado me miraba con los ojos expectantes, su rostro reflejaba una expresión de incredulidad y me pareció notar que la situación se le hacía algo incómoda. Harry siempre había estado en medio de Ron y de mí, por lo tanto, tenía que apoyarnos y guardarnos los secretos a los dos, lo cual le costaba bastante desde que éramos críos.

Muchas veces recordábamos anécdotas de cuando íbamos al colegio—En Hogwarts lo que menos menguaba eran secretos—y cada vez, sin excepción, él tenía que explicar cómo empecé a salir con Ronald.

'He sido yo el que ha hecho que estos dos sean pareja' decía con quince años mientras nosotros permanecíamos callados y enrojecidos a su lado, 'Ellos no querían decirse que estaban locos el uno por el otro' los chicos y chicas nos miraban mientras juntaban sus cabezas y cuchicheaban, es algo que recuerdo a menudo.

—¿Otra vez?—preguntó con pesar a la vez que rodaba los ojos.

—Sabes que yo no lo busco—respondí haciendo una mueca—Eres tú,Harry Potter,el que lo trae a casa delante de Ron.

—¡Pensé que Draco ya no te importaba!

—¡Y no me importa!—respondí a la defensiva.

Crucé el comedor hasta la cocina, a lo que Harry me miró mientras seguía haciendo muecas que yo quise ignorar, volví al comedor y me dejé caer con tranquilidad en el sillón, mi cuñado se sentó a mi lado, observándome fijamente sin decir ni una palabra.

'¿De verdad que estás así por algo que ocurrió hace quince años?' preguntaba mi subconsciente. Sabía con exactitud el tiempo que había pasado, recordaba cada día y cada momento de mi estancia en Hogwarts. ¿Cómo? Fácil, escondía el viejo pensadero de Dumbledore—Harry pidió permiso para quedárselo cuando abandonamos el colegio, sin embargo, ver aquel objeto día tras día le producía un gran vacío, así que me lo trajo pidiendo que cuidara bien de él—en la polvorienta buhardilla que ningún Weasley pisaría jamás, era el escondite perfecto ya que nadie subía dadas las malas condiciones en que se encontraba el sitio, lleno de polvo y de arañas.

—Necesito estar sola—le pedí a Harry, que se había quedado embobado mirando el suelo—Y ya sé que hay que limpiar—añadí con una triste sonrisa.

—De acuerdo...—dijo él—Si es lo que quieres.

Se levantó con cuidado como si temiese romper el sofá, se inclinó para besarme la frente y se dirigió a la puerta con cortos pasos, dejando que sus zapatos repiquetearan a cada contacto con el suelo, algo que a mí siempre me había parecido molesto.

—¡Y sí. Hay que limpiar!—dijo mientras se escabullía de la Madriguera.

Al irse Harry, noté un gran vació que me oprimía el pecho, mas poco tiempo después entendí que tenía que estar sola, para poder aclarar mis ideas y básicamente porque yo le había echado de mi casa de una manera cordial, y ahora, tres minutos más tarde,no podía salir corriendo por la puerta y gritarle que volviera.

Empecé a caminar dirigiéndome a la habitación, aunque volver al lado de Ronald después de la tontería de Draco, no me hacía especial ilusión, así que cambié de rumbo y me dirigí a la buhardilla en busca del pensadero. Al estar cansada, mis pasos se habían vuelto lentos y pesados, por ese motivo tardé más de lo esperado en subir—No hay que olvidar que la casa tiene ahora cinco pisos, hay uno solamente para cada miembro de la familia, junto con sus cónyuges, hijos y amigos: el primero era nuestro, de Ron y mío, el segundo para cuando Ginny y Harry nos hacían alguna visita, el tercero pertenecía a los gemelos, Fred y George, aunque solamente George podía utilizarlo, el cuarto a Percy, Bill y Charlie—Los tres hermanos decidieron compartir el piso que les tocaba, ya que no venían muy seguido y rara vez se encontraban en casa al mismo tiempo— y el último a Arthur y Molly—

—Aquí estás—dije después de encontrar el pensadero, el cual estaba tapado con una sábana que parecía superarme en edad—Vamos a ver si todavía funcionas tan bien como hace años.

Me acerqué a la pequeña vitrina que estaba al lado y me agaché para poder buscar entre los frascos que contenían mis recuerdos.

—Primer año, segundo año, tercer año...—dije pasando el dedo por los recipientes llenos de polvo—Esto es muy general...necesito algo más concreto.

Seguí observándolos como si me fuese la vida en encontrar aquél recuerdo que, aunque no había olvidado, quería volver a vivir.

—Bingo—susurré al ver la etiqueta que mostraba el nombre 'Draco Malfoy'.

Lo cogí, poniéndolo a la altura de mis ojos, pude ver como el líquido que eran mis recuerdos, flotaba impasible dentro del frasco, como describía círculos con lentitud y chocaba sin fuerza contra el cristal. Tres minutos más tarde, vertí el contenido, con el corazón bombeándome a mil,comencé a acercar mi rostro al fondo del pensadero, hasta que mi cuello fue lo único que no se sumergió y entonces empecé a notar como todo se arremolinaba ante mí.

¿Weasley o Malfoy? (2014)Where stories live. Discover now