Capítulo 28-Sucesos inesperados.

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Draco volvió al comedor a pasos lentos,  parecía que cada segundo que pasaba le costase más respirar, su corazón bombeaba muy deprisa y su mundo se estaba empezando a desmoronar justo cuando llegó a la larga mesa negra donde los mortífagos esperábamos ansiosos.

—Vanesa me ha pedido que os diga que tenéis que regresar a vuestras casas—dijo casi sin mover los labios.

Los fieles sirvientes permanecieron sentados en sus sillas, sin siquiera  mover un músculo. Todos observábamos a Draco, que tenía una imagen demacrada, sus pies ya no soportaban su propio peso, así que el rubio se mantenía aferrado a la silla de Lestrange.

—¡Que os vayáis!—gritó cuando advirtió que no tenían intenciones de levantarse—Marchaos…son ordenes de Vanesa.

Draco había palidecido en unos pocos minutos, creí que se desmayaría de un momento a otro, pero no. En lugar de eso, su mano derecha resbaló, haciendo que perdiese el equilibrio automáticamente. Miré a Ginny y su rostro me dejó claro que se encontraba tan sorprendida como yo.

—Hay que ayudarle—susurré—Por favor…Ginny.

La pelirroja me observó de reojo, muy seria. Luego volvió a mirar a Draco, que se encontraba en el suelo, solo, y sus ojos parecieron brillar con la luz que entraba por los grandes ventanales.

—¿Y si Lestrange vuelve y te encuentra de pie? Sophie, hace menos de quince minutos estaba aquí, esa horrible mujer estaba aquí mismo, pegándote sin sentir absolutamente nada.

—Podría arriesgar cualquier cosa por él. Igual que por cualquiera de vosotros. Mírale Ginny, se está quedando inconsciente en el frio suelo y nadie se ha movido todavía, no le han mirado ni una sola vez, por favor, tenemos que sacarle de aquí—respondí con la mano aferrada a la de ella.

A mi cuñada se le ablandó el corazón y comprendió que a veces hay que arriesgar ciertas cosas para poder salvar otras.

—¿Y si Lestrange…?—preguntó, aunque no la dejé terminar.

—Lestrange no va a volver, ya has oído a Draco antes de que cayese redondo al suelo.

Noté su mirada de aprobación y me levanté de prisa, provocando que el ruido hecho por la silla se escuchase resonar una y otra vez en la gran inmensidad del comedor. Me agaché corriendo junto a él, cogiéndole el rostro con las manos. Ginny se mantenía a mi lado, con una mano sobre mi hombro.

—¿Me oyes?—pregunté, pero nada en el rostro del hombre pareció indicar que sí—¿Draco, por favor, me oyes?—supliqué.

—Tenemos que ir a casa, para poder llevarle al hospital—dijo la pelirroja.

Ginny se pasó el brazo de Draco por el hombro, la imité sin cuestionar nada y conseguimos sentar al hombre.

—A la de tres—advirtió ella—A la de tres en la Madriguera.

Desaparecimos juntos tras aquella cortina de humo negro y conseguimos, con bastante dolor, pues aparecerse con alguien que permanece inconsciente o al menos sin moverse, es un poco complicado, llegar a casa, donde encontramos a  Harry y a Ron charlando tranquilamente en el sofá.

—¡Vamos, vamos!—gritó Ginny—No os quedéis ahí parados.

Los hombres soltaron las cosas que llevaban en las manos, haciendo que cayesen al sofá y de allí al suelo, pero a ellos no les importó, pues ver el cuerpo inerte de Draco les sorprendió mucho más de lo que se  hubiesen imaginado. Harry se incorporó a su lado y le sostuvo la cara con ambas manos, mientras su mujer le buscaba el pulso en el cuello o en cualquier muñeca, Ron cogió un cojín para poder acomodarle y yo corrí a por un teléfono y un vaso de agua.

¿Weasley o Malfoy? (2014)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum