Capítulo final.

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•Antes de empezar el capítulo quería avisaros de que no está escrito desde el punto de vista de Sophie, sino que es un narrador externo.

Y mi último capítulo está dedicado a mi querida Alex, la cual sabe que la quiero muchísimo.

Tras un largo período de tiempo que a Sophie le parecieron horas, la chica despertó en un comedor que le resultó familiar, con un gran dolor de cabeza y un montón de pequeños moratones incomprensibles cubriendo todos sus brazos y piernas. Sophie no recordaba en absoluto, que al llegar a la mansión de los Malfoy, unos cuantos mortífagos la golpearon hasta dejarla inconsciente. A Ginny sin embargo no la golpearon, simplemente la separaron de ella, llevándosela lejos. Cuando los ojos por fin se le adaptaron a la luz de aquél lugar, vislumbró a lo lejos dos siluetas de mujer. Se acercó a ellas con absoluta cautela, ya que no se oía ruido alguno. Temía encontrarse lo peor cuando estuviera a pocos metros de ellas y así fue, puesto que lo que se encontró, era peor de que lo que jamás hubiera podido imaginarse. Una débil luz iluminaba el rostro de Vanesa Lestrange, actual jefa de los mortífagos, que a su lado mantenía amenazada a la pelirroja, Ginny Weasley.

Antes de que pudiera reaccionar, unos mortífagos aparecieron tras ella, la desarmaron con un simple 'Expelliermus' y le ataron las manos con mucha fuerza, dejándola frente a su cuñada. Ginny permanecía con la varita de Lestrange apretada contra su pálido cuello, llenándolo así de terribles marcas rosadas por la fuerza que ejercía. Ginny se encontraba bien físicamente, aunque sus pequeños ojos demostraban que se estaba resquebrajando en pedazos. Vanesa obligó a la pelirroja a apuntar a Sophie con su varita, creando así una especie de triángulo, aunque la anterior nombrada no poseía defensa alguna.

Una gran presión inundó el pecho de Sophie, que no pudo evitar fijar la mirada en su cuñada y romperse por dentro al ver  las lágrimas que resbalaban lentamente por  sus blancas mejillas.

—Vamos—susurró Vanesa al oído de Ginny— Mátala ya y no perdamos tiempo.

 Ella negó lentamente con la cabeza y la jefa de los mortífagos decidió castigar su insolencia con una de las tres maldiciones imperdonables.

—¡Cruccio!—Gritó lo más alto posible, y la pelirroja cayó al suelo retorciéndose de dolor.

—¡Basta!—interrumpió Sophie, que casi no podía ni observar a la chica—¡Para, por favor!

Tras varios segundos, la maldición cesó y apareció un mortífago. Llevaba una de sus antiguas máscaras, no habló ni pareció querer hacerlo, simplemente ayudó a Ginevra a levantarse y acto seguido se fue, volvió hacia la oscuridad del comedor para quedarse allí, observando. Sophie se dio cuenta de que en aquella oscuridad que les rodeaba, se escondían todos los mortífagos, así que calculó las posibilidades que tenía de salir de allí con vida, ninguna.

Sophie movió los labios  en un intento de ayudar a su cuñada, 'Tienes que hacerlo' le dijo a Ginny, que había conseguido mantenerse de pie y todavía negaba con la cabeza y gemía de desesperación entre susurros.

 —¡Ya está bien!—gritó Vanesa Lestrange agitando su negra y rizada cabellera al más puro estilo de Bellatrix—Estoy harta de tantos jueguecitos. Querida, tienes que matarla o me encargaré de destruir todo lo que te importa.

Sophie se retorció las manos atadas a la espalda y suspiró de impotencia y cansancio, veía en los ojos de Lestrange que de ésta no se iba a salvar, que por nada en el mundo iba a parar ese juego que tan meticulosamente había creado.

¿Weasley o Malfoy? (2014)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα