Capítulo 5

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Capítulo 5

¡Qué no! Me negaba a seguir pensando en Heracles, o cual fuera su nombre real. No había nada lógico en que mi cabeza se obsesionara con un tío que no conocía. Con el que solo había hablado dos o tres veces. ¿En qué mundos vivía?

En un momento de serenidad, pensé que sería lo atractivo de una nueva vivencia. ¿Qué más iba a hacer? ¿Un romance de Hollywood, donde terminaría casándome bajo las faldas de la Torre Eiffel? ¡Venga ya!

Me acomodé en mi pequeño cubículo, subiendo las piernas sobre la silla y respondí a la primera llamada del día. Esa vez era un chico, por su voz diría que no demasiado mayor. Comenzó la típica y aburrida tira de preguntas "¿qué llevas puesto? ¿tienes las tetas grandes?"...

De verdad, me hubiera gustado ver a la mitad de mis clientes ligando en la vida real. ¿Se acercarían a una mujer y como actuarían? Algunas veces, el sexo masculino, resultaba demasiado simple. Mi madre decía que conseguía que mi padre siguiera enamorado de ella por dos razones, por mantenerlo satisfecho en dos necesidades vitales que cambiaban con la edad; la primera, el sexo y la segunda la comida.

No sé cuánto de cierto habría en tal afirmación, pero llevaban muchísimo tiempo casados, como que yo intentara rebatírselo.

Quince minutos duró la llamada. Quince minutos donde mi única preocupación fue que el esmalte de uñas se me secara.

Creerás que me he vuelto loca, pero gracias a trabajar en la línea conseguí entender un poco mejor a los hombres. Y resultaba tremendamente placentero poder, de alguna manera, ayudar a aquellos que me llamaban solo por la compañía o por buscar consejo femenino. Porque por muy raro que te parezca, algunos no solo buscaban sexo.

Supongo que es una explicación sencilla; Somos humanos, buscamos compañía, alguna palabra amable de vez en cuando, una indicación de que lo estamos haciendo bien o... mal.

Y te lo aclararé antes de que la pregunta tan siquiera se llegue a forma en tu cabeza. Nunca, jamás, me he avergonzado de mi empleo.

Cinco segundos después de cortar la llamada, Tania, una compañera de la línea tocó la puerta y con un gesto de cabeza la invité a entrar.

—¡Traigo chocolate!

Enderezándome cogí la taza que me ofrecía y le sonreí a modo de agradecimiento. Ella se acomodó en un pequeño taburete que estaba a mi lado y ojeó los apuntes sobre mi mesa.

—¿Cómo lo llevas? — Preguntó.

—Creo que entre mal y fatal.

Soltó una suave carcajada y se encogió de hombros.

—¿Dejarás la línea cuando te gradúes?

La miré por encima del tazón, sin saber muy bien que responderle. Lo cierto es que no lo había meditado.

—Emm... pues siéndote sincera no lo sé. Me gusta el trabajo, me pagan bien...— más que bien en realidad.

Tania meditabunda asintió.

—¿Tendrá algo que ver con el cliente del que me hablaste?

Obviamente, ella conocía la existencia de Heracles.

¡No me mires así! No se lo conté por nada en especial, simplemente como una anécdota que sucede en la vida de cualquiera... Bueno, vale, en la de cualquiera no.

—¿Qué? Claro que no—Negué con rotundidad. Ella sonrió misteriosamente. —¡Oh, por Dios! Quita esa sonrisa de la cara. No conozco a ese hombre de nada. Podría ser un psicópata, uno que aparezca cuando me esté duchando y me apuñale.

Tania levantó su ceja inquisidora y aguantó la carcajada de la mejor forma que pudo.

—Tantas series de crímenes te van a volver loca.

Vale, tenía un serio problema con las series como CSI, Mentes Criminales... O cualquiera semejante que se encargaran de resolver asesinatos.

Me encogí de hombros y terminé de beberme el chocolate observando distraídamente los miles de apuntes que descansaban en mi mesa.

El estridente sonido del teléfono me sacó de mi ensimismamiento.

—Bueno, dejo que trabajes— Se despidió Tania, cogiendo mi taza vacía.

—Gracias. Y gracias por el chocolate.

Inspiré hondo, me recoloqué en la incómoda silla de oficina y descolgué:

—Bienvenidos a la línea erótica, le atiende Iris.

—Cuan agradable resulta escucharla de nuevo.

No hacía falta que me dijera su nombre. Esa voz la conocería hasta en el mismísimo infierno.

Heracles. 

Continuará... 

¿Hola? Línea eróticaWhere stories live. Discover now