Capítulo 6

17.6K 1.2K 115
                                    


Capítulo 6

Me gustaría poder decirte que ningún músculo de mi cuerpo se inmutó ante aquel tono ronco y sensual, pero pecaría de mentirosa.

—Heracles... ¿En qué puedo ayudarte? — Soné como una niña asustada y nerviosa. Bufé interiormente por lo estúpida que resultaba la situación.

Oí una especie de exhalación convertida en una risueña risa.

—Quizás soy yo quien te puede ayudar.

Mis cejas se tocaron entre sí. Aquel hombre gozaba de un ego bastante definido, y en lugar de espantarme, me agradaba.

—¿Cómo?

Sí, estaba entrando en su juego.

¡No me mires así! ¿Qué podía hacer? Aquel hombre, fuera quien fuera, me atraía más que una fogata en pleno invierno.

—Te puedo abstraer del mundo. Del trabajo...

No pude contener la pequeña carcajada. Heracles, como el resto del mundo, creía, o más bien, veía mi profesión como algo a lo que acudes únicamente cuando necesitas dinero desesperadamente.

—Mi trabajo es mi distracción, Heracles.

Durante unos segundos el silencio abordó la línea. Él estaba intentando procesar y entender mi frase. No le culpaba. Vivimos en mundo de ideas prediseñadas, donde creemos que lo qué es bueno para nosotros tiene que serlo para todos.

—¿Te gusta realmente lo que haces?— Preguntó asombrado.

—Me encanta. No solo se trata de sexo, se trata de mucho más. Muchas personas llaman a esta línea como forma de escapar de sus aburridas vidas. Algunos vienen en busca de cumplir sus fantasías y otros solo para poder ahogar sus penas... penas que a nadie más les pueden contar... o no las quieren escuchar.

—He vivido equivocado todo este tiempo... — Susurró con un ligero pesar. — Pensé que yo podría rescatarte y al final resulta que yo soy el que necesita ser rescatado.

—¿Eres una princesa en apuros? — Inquirí soltando una risotada. Él me acompañó con una carcajada que caló en lo más hondo, resultándome ligeramente familiar, como si la hubiera escuchado antes, en algún momento de mi vida.

Quizá me estaba comenzando a volver loca. O quizá realmente había escuchado esa risa, en algún bar... quizá Heracles fuera aquel hombre que se sentaba detrás de mí en la cafetería a la que acudía todas las mañanas... o a quien tuve sentado al lado en el metro... O quizá mi cabeza empezaba a delirar.

—Supongo que podría serlo si tú eres mi príncipe al rescate.

—No soy demasiado buena rescatando a la gente, pero podría intentarlo.

—No me importaría correr el riesgo.

No me había percatado de mi cara de ensoñación hasta que noté como mis dientes se clavaban en mi labio inferior. Era demasiado estúpido todo lo que estaba pasando, y aun así no me molesté en detenerlo.

—Iris...

—¿Sí?

Se tomó unos segundos para formular la pregunta. Segundos que me dio para tomar aire y serenarme. O al menos internarlo.

—Cuéntame algo sobre ti... Algo real.

Continuará... 

¿Hola? Línea eróticaWhere stories live. Discover now