Capítulo 20

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Dedicado a writtenbooksbykar ❤️️

Santi

*

—Estoy segura de que pueden gustarle las orquídeas y las dalias —dijo mi mamá mientras sus grandes y avispados ojos azules paseaban por las muestras que le entregaban.

El hecho de que estuviera en una florería con Julia, soportando sus explicaciones sobre qué flores podrían gustarle más a María Jesús de acuerdo con su personalidad, era culpa de Diego. Debí haberlo pensado mejor antes de seguir su consejo.

Aquella mañana ella no había asistido al colegio y supuse que se debía al malentendido de la noche anterior. Nada más yo podía tener tanta mala suerte. No bastando con que Pauli me besara de esa manera frente a ella —no podía culparla, ella y yo teníamos esa relación—, tenía que aparecer Verónica. Entre todas las noches posibles, a ella se le ocurrió ir a esa presentación. No necesitaba ser un genio para imaginar qué estaría pensando María Jesús y, a juzgar por las miradas de Clara y Marina, la había cagado más de lo que yo mismo pensaba.

Diego me aconsejó que le comprara flores. Las pocas veces que él había discutido con Clara, había conseguido su perdón con unas simples flores. Era de manual, en la mayoría de las películas románticas utilizaban arreglos florales para conquistar el corazón de las mujeres, o al menos apaciguar el incendio que los hombres solían causar.

El problema era que debido a mi ignorancia en cuanto a la corriente romántica, mi incapacidad de escoger algo tan simple como una flor adecuada, y los nervios que me generaba arruinar todo aún más, me tuve que tragar mi orgullo y acudí a, nada más y nada menos que, mi madre.

—Todas son iguales, mamá. —Me encogí de hombros—. Ni siquiera sé a cuáles te estás refiriendo. Solo reconozco las rosas y los girasoles.

Ella negó con la cabeza como si yo no tuviera remedio. Intentó tocar mi pelo para alborotarlo un poco, pero hui apenas identifiqué lo que quería hacer. Odiaba que me tocaran el pelo.

—¿Quién es la chica? —curioseó como quien no quiere la cosa, revisando las flores que le había traído una de las dependientas—. ¿Conozco a su familia?

—Una compañera de clases —me limité a contestar. No hablaría con ella sobre mi vida privada: no lo había hecho en años y no comenzaría ahora. Además, no creo que tomara de buena manera que María Jesús no proviniera de una familia de clase alta.

—¿Es tu novia? —insistió.

A Julia le había hecho mucha ilusión que la llamara para pedirle un favor —no lo había hecho desde que era pequeño, y en esa época no pedía favores, solo exigía cosas como cualquier niño malcriado—. Mucho más que fuera algo tan íntimo como escoger un arreglo floral para una chica. Más bien debía reconocer que se estaba comportando como una mamá normal, y no estaba pegando brincos de la emoción. Se le notaban las ganas de querer hacerlo.

—No, mamá. —Me recosté en el mostrador y guardé las manos en los bolsillos del pantalón—. En caso de que lo estés pensando, no es necesario que tengamos «la conversación». Mónica la tuvo conmigo en su momento.

Torció la boca mostrando un poco su decepción y suspiró. Reconocía que yo tampoco se la estaba poniendo fácil, pero es que toda la situación me tenía con los nervios de punta. Ella se dirigió a una de las ayudantes de la florería.

—Las dalias y las orquídeas en el centro, y que alrededor haya varias flores del cerezo. Ah, y que estén en la caja más hermosa que tengan aquí, por favor. —Cuando la chica se retiró para cumplir con lo que le habían pedido, Julia se giró hacia mí—. En unas semanas es la subasta a beneficio de la fundación de los Faure-Dumont.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Where stories live. Discover now