Capítulo 28

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Dedicado a BiancaMond por también organizar la lectura conjunta, ser tan dulce, escuchar siempre mis dramas con las novelas, y tener los consejos ideales❤️️. 

Maju

*

Siempre me ocurría esto. Tenía que aprender a callarme o verificar que mi novio no estuviese cerca cuando dijera en voz alta que en pocos meses me iría del país, y de su lado.

Aun cuando vivía en Venezuela, mi meta siempre había sido ingresar a la Universidad Complutense de Madrid, por más difícil que eso resultara. Cuando tenía quince años era hermoso soñar porque nunca era consciente de las limitaciones —como el dinero o la admisión a la universidad—. Sin embargo, a medida que fui creciendo mi mamá alimentó ese sueño a pesar de que mi padre siempre alegó que estaba fuera de nuestras posibilidades.

Antes de enterarme de que mi mamá se había ido con otro hombre y yo dejara de hablarle, ella me propuso irnos a Madrid el año entrante. Estaba dispuesta a vender su consultorio y con sus ahorros podríamos aguantar los primeros meses en Madrid mientras ella conseguía trabajo y yo también. Así que España seguía en mis planes.

Solo que nunca lo compartí con Santi. Y ahora que veía su ceño lleno de molestia recordé porqué. Había sido caótico —bonito pero caótico— lograr estar juntos, y no quería perturbar nuestra paz con una pequeña noticia como esa. Como que me iba a Madrid sin él.

—¿Amaranta se quedó en su habitación? —le preguntó Monserrat a mi ahora enojado novio.

Santi asintió. Ella percibió la tensión entre ambos —era bastante evidente y palpable— así que se excusó diciendo que iría a chequear a su pequeña.

—De verdad estaba a punto de contártelo —dije acercándome a él, que seguía recostado de la pared cruzado de brazos.

Su expresión ahora era fría e indiferente, calculadora también. Me escudriñó en silencio, sus ojos oscuros recorriendo cada pequeño centímetro de mi rostro, poniéndome cada vez más nerviosa. Paseé mis dedos por su mejilla con delicadeza, intentado calmar a esa bestia que solía despertarse en sus adentros cuando creía que estaba a punto de perderme.

—No te encierres en ti mismo, no me apartes —le pedí, perdiéndome en sus ojos—. Háblame.

—No hablo porque estoy esperando tu explicación. Además, no te gustaría escuchar lo que tengo para decir en este momento, María Jesús.

Tragué fuerte y suspiré.

—Es solo un plan que tenía con mi mamá, no es cien por ciento seguro. Todavía no envío mi aplicación a la universidad.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No entiendo porqué te ha molestado tanto, de todas maneras sabías que me voy en diciembre. No era como si fuésemos a durar para siempre.

Ahora fui yo quien se cruzó de brazos en completo rechazo a su actitud. Vale, quizás estuvo un poco mal no haberle contado lo de Madrid, pero ¡ni era completamente seguro! No era como si me hubiesen aceptado todavía. Ni siquiera tenía comunicación con mi madre, por amor a Dios.

Su pechó se infló de aire y lo expulsó con lentitud. Esperé lo peor y que estallara ante la molestia, pero no lo hizo. Me ignoró de manera deliberada y se dirigió a la puerta que comunicaba con un pequeño patio detrás de la casa. Como era de esperarse, lo seguí todo el trayecto sintiéndome enfadada pero al mismo tiempo culpable.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Where stories live. Discover now