Capítulo 33

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Dedicado a Tueniuan y a Amant_Livre por ser las admins de la cuenta @_arizaders en Instagram. Esta fue la historia con la que nos conocimos y desde entonces, jamás he podido agradecerles lo suficiente.❤️️

Maju

*

Podría decirse que en los últimos meses atravesé situaciones complicadas que me hicieron sentir como si el fin del mundo estuviese a un paso de distancia, como si no hubiese un mañana. Pero no fue así. Al final, un nuevo día comenzaba. El sol volvía a salir todas las mañanas, recordándome que los hechos del ayer podían ser superados.

Pero aquel sábado tras descubrir la verdad que escondía mi mamá, me sentí acabada.

Era como si todo alrededor transcurriera en cámara lenta, como si cada fibra de mi cuerpo doliera en demasía, como si mi alma se hubiera transformado en algo tangible y se rompiera una y otra vez de maneras estruendosas y desgarradoras. No podía hablar, no podía pensar con claridad, no podía ni siquiera moverme, no podía respirar.

Me quedé tumbada en la cama durante minutos, sintiendo todo mi cuerpo débil e incapaz de soportar el peso del mismísimo aire. Lloré. Lloré hasta que mi garganta comenzó a arder, hasta que me quedé sin oxígeno, hasta que me dolió la nariz, hasta que mis ojos se hincharon.

Por un momento quise convencerme de que la situación no era tan grave, que solo se trataba de mi mamá con una nueva pareja. Los divorcios se habían vuelto cotidianos y parte de las nuevas familias. Los matrimonios se habían vuelto vulnerables dado que ahora la felicidad era cada vez más efímera. Se suponía que lo de mis padres no debía afectarme tanto.

Pero no podía evitar pensar en todos los años en los que me sonreían, en los que salíamos juntos como una familia perfecta a actividades recreacionales, en todos los cumpleaños en los que me prometieron que siempre estarían conmigo, en todos los desayunos rutinarios con de conversaciones llenas de familiaridad. ¿Cuáles de esos momentos habían sido una mentira? ¿Cuántas veces pretendieron estar felices frente a mí cuando en el fondo les carcomía la indiferencia en su relación? ¿Por qué llegar tan lejos con esta mentira? ¿Por qué apartarme de sus vidas en un momento tan crítico?

Fueron varias emociones las que me invadieron cuando me encerré en esa habitación. Si tuviera que ponerles un orden, diría que primero fue la desilusión al ver a mi madre con Benigno y descubrir la verdad; después el desasosiego al saberme alejada, ignorada, apartada de mi propia familia; luego, una profunda tristeza debido a la resignación. Pero ahora... Ahora estaba furiosa.

Desde el centro de mi cuerpo me llegó un impulso de levantarme, de romperlo todo, de manifestar que seguía viva, de expresar que yo existía, y que necesitaba que me tomaran en cuenta. No fui capaz de romper nada, pero sí seguí mi segundo instinto: saqué toda la ropa de mi closet y la lancé al suelo como un animal rabioso, para después buscar mis maletas y comenzar a empacar.

No quería estar en una casa donde se habían burlado de mí. Benigno, Valentina y Bruno siempre supieron todo. ¿Les habría resultado gracioso el secreto? ¿Emocionante? Pueden irse a la mierda, pensé. Guardé gran parte de mis pertenencias y gruñí exasperada cuando me di cuenta de que una parte de ellas ya no cabía. Escuché a Marina llamarme a la puerta, pero no estaba en posición de hablar sobre lo sucedido —ni sobre mi familia, ni sobre lo que le había reclamado la suya—. Así que la ignoré, y ella que me conocía como una hermana, me dejó en paz al cabo de unos minutos.

Entonces me di cuenta de algo importante: no tenía a dónde ir.

Una vez que saliera de casa de los Righieri, ¿iría a casa de Santiago? Sabía que a su madre no le complacería la idea, y si no quería vivir con los Righieri, mucho menos con la familia de mi novio. ¿Regresaría a Venezuela? Mi pasaje de retorno estaba para diciembre, y yo no estaba en condiciones económicas para pagar la multa. ¿Me iría a un hotel? No tenía ni un peso, lo había gastado todo en el regalo de Santiago para su cumpleaños, y más bien, le había pedido prestado a Marina. Y aunque mi novio me ofreciera pagar unos días en un hotel, sabía que eso no era solución. Además, ¿dejaría el colegio? Ya estaba por terminar mi último año escolar, si renunciaba ahora y regresaba a mi país, probablemente me tocaría repetir.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Where stories live. Discover now