Capítulo 31 - parte II

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Dedicado a Inviernoalcorazon ❤️️

Advertencia. Este capítulo contiene escenas +18. 

Maju

*

Si había algo que me gustaba de mi novio era que a pesar de que su familia era bastante adinerada, él hacía su mejor esfuerzo para no ser engreído al respecto.

Excepto esa noche.

Ricky condujo por la ciudad hasta que llegamos a un hotel cerca del centro. Uno de los chicos del valet parking se hizo cargo, y tuvimos que caminar a un paso acelerado hasta la entrada del edificio, dado que la temperatura era bastante baja y habíamos dejado nuestros abrigos en el hotel donde celebraban la boda de Matías. A pesar de que nos habíamos bebido una botella entera en el corto trayecto, los únicos ebrios eran Santi, Clara, Diego y Marina. Yo aún conservaba mis sentidos intactos, y Ricky prefirió mantenerse sobrio. Era el conductor designado después de todo.

Una vez en el lobby, nos dirigimos a la recepción. El plan era pedir una gran habitación para los seis y allí terminar de celebrar el cumpleaños de Santi. Pero el susodicho perdió la cabeza por completo.

—Queremos cuatro suites, s'il vous plaît —pidió con una sonrisa alcoholizada, y dándole un ligero golpe al mostrador con sus nudillos. Cuando bebía demasiado, comenzaba a mezclar idiomas.

—¿Cuatro? —repetí, perpleja.

Él volteó a verme y luego contó cada una de nuestras cabezas, señalándose a sí mismo de último.

—Sí. —Se encogió de hombros y me miró como si fuese algo tan obvio como estúpido—. Una para Clara, una para Diego, una para Ricky y Marina, y la última para nosotros dos.

—Yo no necesito una para mí —intervino Diego, delatando un poco de timidez—. Puedo dormir con cualquiera de ustedes.

Clara soltó una ebria carcajada y lo jaló de la corbata.

—¿Esa es una indirecta?

Diego frunció el ceño y dio unos pasos hacia atrás.

—No. Solo que no necesito una habitación para mí solo. Creo que...

Shhhh. —Santi llevó su dedo índice a los labios de su amigo de manera graciosa y luego le dio una palmada fuerte y ruidosa en el hombro—. Si lo dices por la plata, no tienes que preocuparte. Yo me encargo. —Ni siquiera le dio el tiempo a Diego para responder cuando volvió a dirigirse a la recepcionista—. Cuatro suites. Las más caras que tengas.

—Santi —llamé con suavidad, acercándome a él para detenerlo—. Diego tiene razón, no es necesario pagar tanto dinero por cuatro habitaciones si de todas maneras vamos a...

—Es mi cumpleaños —me interrumpió—. Acepté ir a la boda del imbécil hermano de Clara porque tú asistirías. Ahora los seis celebraremos como yo quiero.

—Pero...

—Él tiene razón en todo, Maju —habló Clara, apoyándose del mostrador—. Sí, es su cumpleaños y hay que celebrarlo. Sí, mi hermano es un imbécil.

—No seas aburrida, Maju. —Marina se rio y tropezó con Ricky, quien la agarró con firmeza para evitar que volviera a suceder—. Tampoco te preocupes, no es como si tú o Diego lo fueran a pagar.

—Ese es el problema —Diego y yo dijimos al unísono.

Ellos cuatro nos miraron con desinterés y procedieron a continuar hablando con la recepcionista sobre las habitaciones. No iban a pedir la más costosa de todas porque Ricky, el más sobrio y cuerdo de todos, dijo que no necesitábamos una suite de cien metros con cocina incluida. Así que pidieron cuatro suites más pequeñas.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Où les histoires vivent. Découvrez maintenant