Capítulo 13

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"¡Es fantástico! ¡Un hombre casado, aire acondicionado, champagne y patatas fritas! ¡Una fiesta maravillosa!" La tentación vive arriba. Billy Wilder.


—¿Por qué nunca hablas de él? —preguntó Agoney apoyado en el marco de la puerta de la habitación.

Raoul acababa de dejar a los dos chicos en la cocina, disculpándose para subir arriba, en un inútil intento de ocultar las lágrimas que luchaban por escapársele de los ojos.

— ¿De quién?

Agoney sacudió la cabeza, cerró y se apoyó en la pared.

— No te hagas el tonto. Me cuentas todo del colegio pero a él no lo mencionas

—No es verdad.

—No lo mencionas. El otro día te pregunté por él y me esquivaste, te conozco mejor que a nadie, Raoul, sé que te está pasando algo.—Raoul paseaba la mirada por la habitación pero no lo encaraba y eso lo estaba poniendo nervioso. Decidió intentarlo una vez más—¿Cómo puedes decirle a Ricky todas esas cosas de que deje a Luis y tú estás haciendo lo que estás haciendo?

—No sé lo que piensas que estoy haciendo —dijo.— Pero Ricky no está enamorado de Luis y no tiene sentido que sigan juntos.

Arrugando el gesto, Agoney se cruzó de brazos.

—¿Y tú estás enamorado de mí?

Raoul le miró con extrañeza.

—¿Cómo se te ocurre hacerme esa pregunta?

—¿Estás o no estás?

—Agoney, yo no sé no estar enamorado de ti —contestó, como si eso fuera incuestionable.

—¿Y entonces qué coño pasa con Roberto?—exclamó exasperado. Esperó unos segundos para escuchar la respuesta, pero esta no llegaba. Raoul había agachado la cabeza y pasaba compulsivamente la mano sobre el edredón—¿Os habéis liado?

Eso sí hizo que su novio levantara la vista de golpe hacia él.

—¿Qué?

—Que si te has liado con él —repitió sin ninguna emoción en la voz.

—¡No!

—¿Seguro?

—Seguro.— Raoul volvió a mirar al suelo, callándose de nuevo. Agoney lo miraba sin saber qué decir. De repente, vio como los hombros de su novio se agitaban.—Ago, yo te quiero a ti.

Agoney sabía eso, pero seguía sintiendo que algo no le cuadraba.

—¿Y por qué te pusiste tan a la defensiva con Ricky en la cocina?Tú no eres así.

—Porque pensé en hacerlo y me siento fatal...

Raoul comenzó a llorar desconsoladamente. Las lágrimas caían salpicando sus pantalones y él no podía parar de sollozar. A Ago le rompió el corazón. Sin importarle la razón de la discusión, fue a sentarse en la cama para consolarlo. Llevó su brazo a los hombros del director y lo acercó a él.

—Raoul...—susurró con dulzura. Este, al escuchar el cariño en su voz, todavía se puso peor. Se aferraba a los brazos de Agoney, como si fuera la última vez que pudiera hacerlo, sintiendo que le había traicionado aún incluso sin haber hecho nada.

—Es que sentía que ya no era lo mismo y de repente este tío me ponía en un altar y hacía las cosas que yo quería hacer contigo y...yo qué sé...—hipaba tratando de explicarse—...me gustaba gustarle, ¿entiendes?

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