Capítulo 19

3.7K 214 308
                                    

"No te pido que me creas, sólo que me abraces." Perdición. Billy Wilder.


Llegó a casa hecho una mierda. Y cabreado. Más cabreado de lo que recordaba haber estado nunca. Ni el paseo que había dado en moto consiguió despejarlo. Se tiró en el sofá y pensó en dormir todo el fin de semana, pero no pudo hacerlo porque un par de horas más tarde recibió la llamada de Raoul.

—¿Qué haces? —preguntó su amigo nada más descolgar.

—Nada.

Lo dijo enfadado, como si Raoul tuviera la culpa de algo, pero este pasó por alto el tono y le explicó:

—Te llamo porque me quedé preocupado con lo de la mañana.

A Ricky le hizo gracia oírle, no se había vuelto a acordar del altercado con los críos.

—Y eso que no sabes lo de esta tarde.

—¿Qué ha pasado?

—No tengo ganas de contarlo, de verdad.

—Baja, anda, estamos en el bar de enfrente pidiendo unos bocadillos.

—No tengo ganas, Raoul.

Lo escuchó de fondo hablar con Ago, pero no pudo entender lo que decían, así que se entretuvo mirando sus pies hasta que acabaron.

—Vale, pues subimos nosotros. ¿Cual quieres?

Ricky valoró las ganas de estar solo o poder desahogarse un rato con gente que le quería.

—El vegetal con pepinillos y sin anchoas.

—Ok.

Veinte minutos más tarde, durante los cuales había continuado tirado en el sofá cagándose en todos los antepasados de Vera y Manuel, Kibo incluido, escuchó el sonido del timbre.

Ago y Raoul entraron con una bolsa de plástico en la mano, Ricky los condujo al salón y vio como los dos chicos recorrían la estancia con la vista.

—Hostia, vaya casa más guapa —señaló Raoul después del repaso.

—La hizo él entera —explicó Ricky con el orgullo propio de un novio enamorado, hasta que recordó que no eran novios y era un gilipollas por estar enamorado.

—Es preciosa, teníamos que hablar con él para que hiciera algo con la nuestra —volvió a repetir Raoul, dirigiéndose a Ago. Este, meneó la cabeza al escucharle.

—Raoul, está nueva de septiembre.—Alzó la mano para enseñar la bolsa a Ricky.— Bueno, aquí están los bocatas. ¿Qué tenías que contarnos?

—Odio a la puta hija de Kibo, te lo juro —dijo el maestro yendo hacia la cocina para coger tres platos y tres latas de cerveza.— Es una puta lianta, tiene al padre agarrado de los huevos y me ha jodido a mí por quitarle un poco de atención.

—¿Qué ha pasado? —le preguntó Raoul. Ambos le habían seguido y estaban investigando cual era el bocadillo de cada uno para ponerlo en su correspondiente plato.

—¿La movida con los críos?

—Sí.

—Fue ella.

Raoul se quedó con el plato y la lata en la mano mirándolo boquiabierto.

—¿Qué?

Ricky les hizo un gesto con la cabeza para que volvieran al salón y los tres se sentaron en el sofá dejando las cosas en la mesa de centro.

LO QUE BUSCASTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang