Elección Equivocada / Capítulo 22

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Todos se mantenían atentos a la reacción de Tsunade y Sakura, tanto que el Hokage no decía nada, simplemente esperaba como los demás a que le permitirán paso a su oficina.

Los minutos pasaron y sumaron más de 30.

Sasuke conservaba su rostro impasible, tratando de aparentar una calma que no tendría nunca, hasta lograr que la pelirrosa lo perdonara.

El tic-tac seguía su curso y se sumaron más minutos de los que ya habían transcurrido, fue cuando el rechino de la puerta se escuchó indicando a su vez que el edificio era viejo y requería seguramente reparaciones.

Tsunade se asomó por la puerta con los ojos llorosos saliendo por completo cuando su vista encontró lo que buscaba y con el ceño fruncido se puso frente a uno de los presentes que esperaban pacientemente.

—¿Sai, verdad? —preguntó con una afable sonrisa, la cual fue confirmada con un asentamiento—. ¡Tú eres Sai! —Eso incrementó su sonrisa y lo rodearlo con sus brazos y murmurar—. Gracias por cuidar y proteger a mi niña —Para luego darle un beso en su mejilla—. Estoy en deuda y no solo contigo sino también con Shin —Y antes de ir con su hermano—, pero no lo olvides, mi agradecimiento por ti es especial.

Cuando estuvo frente a Shin realizó lo mismo, es decir, lo abrazó y le agradeció su gran ayuda.

Después de mostrar esa faceta maternal, regresó a su actitud de sargento —¡Minato! ¡Fugaku! Necesito hablar con ustedes a solas — como no vio reacción en ellos —¡Ahora!

—Tsunade-Sama estás consiente que te diriges al Hokage y al líder de la policía militar. —Trató de recordarle Fugaku.

La Sannin no se dejó intimidar —¿De qué carajos hablas Fugaku? Dije ahora. —Dejando clara la orden antes dada.

Cuando entraron a la oficina, Tsunade le pidió de la forma más cariñosa a Sakura que la esperará afuera, eso no pasó desapercibido por los dos líderes de la aldea de la Hoja que al cruzar las miradas entendieron que seguro la nieta del primer Hokage seguro era bipolar.

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Mientras tanto el ver aquella escena solo sirvió para que Sasuke se llenará de celos irrisibles contra Sai y Shin; ¿y qué podía hacer? Nada, no podía hacer nada.

Recordó tristemente que su forma de actuar en el último año en la búsqueda de su niña no compensaba nada, debía admitir que en este momento había sido derrotado y la gota que derramo el vaso fue justo cuando vio Sakura con los mismo ojos llorosos buscando consuelo justo con ese par de hermanos, quienes la abrazaban correspondiendo al mismo cariño que ella les profesaba.

Naruto que ajeno a la situación comprendió que su amigo la estaba pasando mal, aunque también debía de reconocer que sin duda estaba comportándose a la altura que la situación le decretaba; no podía golpear a nadie bajo estas circunstancias.

—Teme, esto se arreglará —dijo apretando su hombro izquierdo dándole su apoyo.

Pese a que las intenciones de su amigo era animarlo, no lo ayudaba en nada, y al mirarlo descubrió sin duda que Naruto no estaba nada bien y que compartían el mismo pesar.

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En la oficina del Hokage las cosas no estaban tan bien como era de esperarse.

—Lo siento Minato y Fugaku, no es buena idea arrestar a esos hermanos, ellos rescataron y cuidaron de mi hija.

—Eso lo entiendo perfectamente, Lady Tsunade, el inconveniente es que ellos trabajaban con Danzo y eso cierta ventaja contra Orochimaru si ellos hablan y nos dicen todo lo que saben.

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