Capitulo 7.

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CAPITULO 7.

Actualidad.

Se extendía como un océano de hielo, a lo ancho y largo del horizonte. Llanuras blancas. Montañas de cristal. Y una pátina de lo que parecían pétalos azules y brillantes, cubriendo sus pies como una capa extendida.

La sombra de un depredador cruzó ante él. Se giro para distinguirle con claridad. Y entonces parpadeó. Sin miedo, apenas levemente sorprendido.

Ante él se hallaba una asamblea de nueve bestias de un tamaño inusitado.

Retrocedió, pero los nueve se giraron a mirarle. En sus miradas capturó una inteligencia familiar, tan cercana a la propia que supo que eran parte de él. Y sin embargo resultaban aterradoras, como si hubieran sido creados con la materia misma de la piedra y la tierra.

Huesos de roca, y carne de musgo.

El enorme lobo blanco sonrió con una mueca muy humana, sus ojos grisáceos le provocaron un leve sobresalto, pero sus colmillos se ocultaban con un mensaje claro.

El águila batió sus alas creando la sensación de una risa en la brisa y el oso extendió su pecho, mostrándole su descomunal tamaño.

Retrocedió aturdido, pero la mirada del búho le detuvo, tanta comprensión y algo demasiado similar a la dulzura, necesitó desviar su mirada.

Un movimiento en la periferia de su visión le obligó a retornar con la mirada hacia el grupo de seres, y contempló el modo en que la serpiente se alzó de modo antinatural, amenazándolo de un modo casi dulce.

Cerró sus ojos, siendo consciente de que soñaba, pero sintiendo que era real. El graznido del cuervo atrajo de nuevo su atención, éste le miraba ahora en silencio, con la burla contenida en su mirada, a su lado la enorme ballena alzaba su lomo sobre el hielo, como si le reprochara su miedo, haciéndole sentir que nada debía temer.

La foca se deslizó sobre sí misma recordándole que todo acaba donde empieza. Y algo dentro de él pareció entender mucho más, sin temores ya, buscó al noveno miembro de la pequeña asamblea, avanzando hacia él.

La reconoció de inmediato: caminante secreta de todos sus sueños, enorme y negra, tan oscura que parecía tragar todo rastro de luz a su paso. Sus movimientos eran suaves pero contundentes, hasta hallarse tan cerca de él que podía percibir que su piel no era lisa ni su color unitario, su pelaje suave se hallaba cubierta de círculos oscuros.

Como las flores que cubrían el suelo.

Como los ojos que le miraban: Negro sobre blanco.

Suspiró con añoranza y extendió su mano para hundirla en su pelambre, sintiendo las hebras finas entre los dedos.

Despertó con la sensación aún real entre los dedos, sin recordar del todo qué añoraba con tal fuerza.

* * *

Linaje. (WIP) Where stories live. Discover now