Capitulo 9.

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CAPITULO 9.

Ciudad de Tartu.

Actualidad.

La hora de la reunión con el detective llegó demasiado pronto. La mañana había volado, inmerso en la investigación. Normalmente agradecía su capacidad de abstracción. Pero no en esta ocasión. La tarde le había alcanzado sin darse cuenta y no había tenido apenas tiempo para pensar en lo que suponía aquel encuentro, si es que algo suponía.

El timbre de la puerta le sobresaltó y se reprochó lo ridículo que era reaccionar así. Aferró el pomo con tal fuerza que parecía intentar absorber algo de su solidez y frialdad. Él no era el que había salido huyendo como un adolescente incapaz de hacer frente a sus propios deseos. Eran dos hombres adultos, no debería haber ningún problema en manejar un poco de atracción sexual. El rostro del policía le recordó que no era solo "un poco" de atracción, intentó tragar pero su garganta se sentía de pronto tensa y reseca, solo la palpable tensión en el otro hombre le ayudó a recuperar algo de calma.

Le invitó a entrar intentando no apreciar de modo demasiado evidente el modo en que los vaqueros que llevaba el hombre se amoldaban a la firmeza que cubrían, y contuvo una sonrisa al notar lo incómodo que parecía éste en el interior del cuarto. La sala estaba repleta de pequeñas piezas halladas en excavaciones, y el tamaño del policía parecía hacerle especialmente torpe para manejarse entre muebles atestados. Le invitó a sentarse y, al darle la espalda, se permitió disfrutar de la vista ante sus ojos. El detective parecía construido en auténtica piedra, Jensen sintió la humedad cubriendo sus palmas y como su propia respiración se aceleraba y necesitó cerrar los ojos unos segundos para centrarse. La necesidad de tocarle de nuevo le ahogaba, apenas llevaba unos segundos en su piso y ya se sentía inclinado a no permitirle marchar. Frustrado intentó recordarse que el hombre estaba allí para informarle de lo sucedido con su viejo maestro, no para ser devorado por su mirada, y por desgracia tampoco para ninguna de las otras cosas que su mente estaba imaginando.

Su gato volvió a bufar furioso y Jensen lo miró perplejo, Sueño solía ser muy tranquilo, su actividad favorita era dormitar sobre los sofás, al castrarle al pobre le habían desaparecido todos los instintos agresivos, hasta ese momento. Parecía decidido a asaltar al detective que se mantenía estático, supuso que intentando no darle motivos para atacar. Molesto con su compañero felino por semejante reacción, cogió al animal por el lomo para encerrarle en una habitación, le costó manejarlo sin embargo, y el gato no dejó de bufar todo el camino. Cuando regresó se disculpó en nombre de su animal, El detective se encogió de hombros aceptando la disculpa.

-Está bien, no suelo gustarle a los gatos, - le confirmó con una sonrisa,- pero después de una primera impresión negativa, con el tiempo acaban cogiéndome cariño.- La expresión suave del policía le irritó, le recordó lo mucho que le gustaba el hombre y lo decepcionante que había sido su primer encuentro. Aún molesto, intentó disimularlo y le invitó a sentarse mientras le ofrecía un café, o alguna otra bebida caliente.

-Un café estaría bien, gracias- aceptó el hombre.

Calentó la bebida mientras intentaba enfriar su mente, el cuerpo del detective apenas podía acomodarse en su sofá. Era demasiado alto, extremidades demasiado largas... Y allí estaba la imagen. Sin ser invitada pero tan detallada que Jensen contuvo un jadeo ahogado. Aquellas largas extremidades... con un suspiro concentró su atención en el café y agradeció que el hombre empezara a preguntarle por Singer. Eso le facilitó recuperar algo de calma. El misterio de lo sucedido con su colega debería haberle dado más horas de insomnio que la longitud de las extremidades del policía. Se lo repitió en silencio varias veces hasta que la culpa por ello sirvió de acicate para serenarse del todo.

Linaje. (WIP) Where stories live. Discover now