Segunda Oportunidad para el Amor || Sehun

Capítulo 33

Sehun

Apreté el volante con fuerza y lo golpee nuevamente tratando de descargar mi frustración. Pero la sola imagen de Arang siendo abrazada por el imbécil de Jongin provocaba que la ira que también sentía en ese momento tan solo se acrecentará más.

Finalmente aparque el auto frente a la compañía, el único lugar al que podía recurrir a esa hora de la noche. Mire por el espejo retrovisor mi reflejo cuando por accidente toque la comisura de mi labio y este dolió . Incluso mis nudillos dolían. Mi cara estaba un poco inflamada dónde me había golpeado Jongin, sin embargo aunado al dolor que sentía estaba la satisfacción de al menos haber descargado un poco del coraje que sentía.

Baje del auto y me adentré en el lugar rumbo a la oficina donde estaba dispuesto a pasar la noche. No quería ver a Arang, decirle palabras que después me lamentaria. Necesitaba pensar con claridad y para eso debía tener la cabeza muy, muy fría.

No había duda que el mundo puede ponerte de cabeza en un santiamén, así lo sentía. Había extrañado a Arang y está noche estaba más que dispuesto a dejárselo claro, por supuesto no contaba con la sorpresa que me había llevado. Una que me había desencajado por completo.

-Señor Oh - saludo Tae el vigilante. Inclinándose.

Y antes siquiera de que empezará a cuestionarme por mi estado deplorable, le hice una seña para que me permitiera el paso. Así que una vez estuve en mi oficina, cerré con llave y me deje caer en la silla detrás de mi escritorio. Posando la mirada en una fotografía de Arang y mía que hacía un tiempo había llevado a la oficina, su cara sonriente en la foto causo estragos en mi ser. Por lo que la tomé en mis manos. Después busque en el cajón izquierdo de mi escritorio que mantenía bajo llave, una cajita de terciopelo color mostaza que había guardado también.

Los anillos estaban igual que como los había dejado hace poco más de dos semanas antes de mi "inesperado" viaje. Así que me quedé observándolos. Dentro de ellos había pedido les grabarán nuestros nombres, una pequeña sorpresa que iba

Con todos los pensamientos inundando mi mente, y después de lo que había sucedido esa noche, empezaba a cuestionarme si algún día estarían en nuestros dedos.

Si tan solo no hubiese aceptado ese viaje, pensé. No. Si hubiese llevado a Arang conmigo. El hubiera no existe, me reprendi.

Y no es que dudará de mi amor hacia Arang. No podía dudar de mi amor a esas alturas, no cuando ella había llegado a darle un giro completo a mi vida. No cuando ella había estado en mis peores momentos, firme a mi lado. Pero me ponía a pensar, que aunque estuviera completamente seguro de mis sentimientos había ocasiones en que si dudaba de los de ella sobretodo cuando Jongin estaba presente, porque tampoco había relación de cuentos de hadas.

Inevitablemente mis pensamientos viajaron a el día que la lleve a ver a mi hermana, a los rostros de complicidad de mi madre y Junmyeon, cuando ninguno de los dos fueron capaces de decir que Maya no estaba sola en la habitación del hospital. Mi madre trato de excusarse, y yo solo fui tras de mi mujer a tratar de evitarle que se llevará un mal rato. Por supuesto no contaba con encontrarla sosteniendo el picaporte de la puerta, empuñandola con fuerza y mirando en dirección de Maya y Jongin. Sin siquiera percatarse de mi presencia.

Y entonces recordé aquel comportamiento extraño que había adoptado los últimos días. Distante y como si su mente estuviese en cualquier lugar menos en nosotros. La idea de que empezará a dudar sobre sus sentimientos no me dejó desde ese día.

Cuando volví a la sala. Junmyeon me interceptó en el pasillo.

-Hermano

-No me llames así traidor. Debiste avisar que el imbécil de Jongin estaba aquí. -le dije. Ya había hablado con Junmyeon, y el imbécil me había confesado que era también muy buen amigo de Kim Jongin. Y me había pedido que no lo pusiera a elegir entre el otro idiota y yo. Porque los dos éramos como sus hermanos antes que solo sus amigos.