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• Capítulo 3

Madison se sentó sobre el sofá, disfrutando de la comodidad, del silencio y la tranquilidad que su hogar le brindaba. Nadie estaba en casa, sus padres llegarían de su jornada laboral a altas horas de la noche, mientras su hermano mayor pasaba un rato con sus amigos, en cambio ella se moría de aburrimiento, cambiando de canal en canal, hasta que encontró su película favorita. "Terminator."

Estuvo atenta a cada escena que ocurría, la intriga que a pesar de haber sentido muchas veces, seguía presente cada vez que miraba esa misma película. De pronto cuando el cielo tronó disparando la luz de un rayo hacia la ventana, la hizo sobresaltar e inconscientemente comenzó a reír de vergüenza, aunque no se encontraba nadie con ella, es una acción que solía hacer al sobresaltarse por algo estúpido.
Al poco rato, mientras los comerciales interrumpían la película, Mad se dirigió a la cocina para preparar cuanta cosa se le antojaba en un dia así.

Palomitas y jugo de manzana.

Volvió a la sala y apenas colocó la botana en la mesita de centro cuando el timbre resonó por la vivienda.

Suponiendo que se trataría de su hermano se acercó a prisa a la puerta y al abrir siempre solía decirle algo.

—¡Hey! ¿Por qué tan tar... —Las palabras se desvanecieron cuando se dió cuenta que no había nadie, sacó su cabeza para poder ver la calle, pero no había rastro alguno, ninguna señal de que alguien hubiese tocado el timbre. Tampoco vivían niños por ahí que estuvieran jugando.

Su mirada recorrió la calle entera, quería encontrar una explicación para lo que había pasado, pero en su lugar sólo pudo apreciar la lluvia cayendo y dejando húmedo el pavimento.

Volvió a entrar en el apartamento, sus emociones estaban mezcladas en aquel instante, unos escalofríos le recorrían con solo pensar que había sido un fantasma, miró la televisión para tratar de evadir esas emociones alteradas, pero ni distrayendose funcionaba como deseaba, la sensación de miedo seguía ahí y el frío clima no ayudaba en absoluto, sacó una cobija y se cubrió con ella, entrando en calor a los pocos minutos. El temor empezaba a abandonar su mente hasta que sintió que algo jalaba su cobija con lentitud, al mismo tiempo alguien empezó a girar el pomo de la puerta y ella solo observaba aterrorizada para ver que era lo que entraba en su hogar, los segundos parecían eternos en esa situación, pero al ver a su hermano en la entrada dejando el paraguas sobre el pasillo, suspiró de alivio.

—¡Me espantaste torpe! —Alzó la voz, lanzandole un cojín con fuerza a la cabeza y este solo empezó a reír.

—¿Hace falta una acción para espantarte y que me golpees con algo?—Preguntó, su sonrisa desapareció.

—No, pero...

—Como sea, ya es tarde me voy a mi habitación, deberías dormir. —Dijo subiendo las escaleras con tranquilidad.

Mi Vecino No Existe © Reedicion Where stories live. Discover now