• 11 [Modificado]

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• Capítulo 11

Modificado;Exclusivo de
la reedicion, para su extensión.

Allá en lo más lejano de un puente, en las profundidades de un lago secreto.

Madison era quien había caído, el agua helaba y ella luchaba por salir de ahí, los ojos le ardían, la garganta le quemaba, pataleaba creyendo que podría salir de esa manera. Estuvo a nada de rendirse y dejarse llevar por la muerte, hasta que una mano, la jaló del brazo, sacándola y dejándola en el pasto, entre los miles de árboles.

Escupió toda el agua, entre tosidos pudo ver a Lyonel junto a ella.

—Así se siente luchar entre la vida y la muerte. —Dijo él.

—¿E-eso sentiste?

—Sí, pero no fue de la misma forma. Supongo que todas las muertes son igual de dolorosas. —Respondió con tristeza.—Te he salvado, pero nadie hizo eso por mí, dejaron que muriera, ayúdame Mad... Yo te salvé, ahora necesito tu ayuda. —Termina de decirlo, comenzando a desaparecer entre la neblina.


Ella despierta exaltada, con la frente cubierta por una capa de sudor, mientras las palabras de Lyo se repiten una y otra vez en su mente.

"—Ayúdame, yo te salvé, ahora necesito tu ayuda."

Resonando.

Durante el resto del día es inevitable esa sensación triste y vacía, sabe que Lyonel necesita su ayuda, pero no sabe cómo hacerlo, mucho menos como encontrarlo de nuevo pues él es quien aparece en un momento inesperado.  Para despejar su mente decide salir al jardín trasero, sentándose en el césped y mirando a su alrededor, el árbol de higos se mueve ligeramente por el aire, la tranquilidad que siente por un instante desaparece en cuanto ve una extraña silueta gris acercarse a ella.

Parpadea con unos escalofríos recorriendole.

—Mad, sigo aquí. —Susurra en su oído, sobresaltandola. —Tranquila, no te haré daño. —Intenta calmarla, pero es imposible, ella le tiene miedo sabiendo que se trata de un fantasma.

—Lyo- Lyonel, aléjate de mi. —Pide temerosa.

—¿Por qué? —Su tono de voz cambia drásticamente, a una átona. —No quiero hacerte daño.

—Pero... Te-tengo miedo.

—Por favor no temas de mi.

—Es tarde, sé lo que eres y no sé porqué me buscas a mi, no puedo ayudarte. —Se levanta a punto de entrar a casa, huir de él no será fácil, pero el miedo puede más.

—¿Vas a abandonarme? ¿Mad? Por favor, te ruego que no hagas esto...

Mi Vecino No Existe © Reedicion Where stories live. Discover now