•Capitulo 1

6.9K 288 6
                                    

-¡La carta llegó, Jaymie, la carta por fin está aquí!.-Gritaba un chico moreno a su hermana menor.

Al escuchar esto la chica casi se cae en el último escalón, apresurada se acercó a su hermano mayor y arrebató el pesado sobre de las manos de éste.
Emocionada observó el sobre admirando cada detalle, desde el pergamino amarillento, hasta la perfecta caligrafía de la dirección, escrita con tinta verde esmeralda.
Con nerviosismo giró el sobre y sin detenerse a "admirar" nuevamente el sobre, rompió el sello de lacre púrpura, sacó la carta y leyó:

Colegio Hogwarts De Magia Y Hechicería.

Director: Albus Dumbledore (Orden de Merlin, Primera clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo, Confederación Internacional de Magos).

Querida Señorita Potter:
Tenemos el placer de informarle que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre, esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente, Minerva McGonagall.
Directora adjunta.

Un agudo chillido se escapó de sus delgados y rosados labios terminando de leer la carta. Observó a su hermano, James, el aun leía la carta, sin embargo, claro estaba que irían a Hogwarts, por fin, después de tanta espera.
-¡Iremos a Hogwarts!.-Exclamó James una vez que terminó de leer la carta y se abalanzó sobre su hermana abrazándola con fuerza.

Cualquiera que viese la escena jamás habría creído que ese par de niños eufóricos eran mellizos, sin embargo era cierto.
Jaymie era una niña de estatura media, con la piel clara, con un par de mejillas usualmente rosadas salpicadas de unas cuantas pecas, un largo e incontrolable cabello cobrizo oscuro, y unos hermosos ojos azul zafiro,Todo lo contrario a su mellizo James, el cual era alto, De piel morena, un cabello castaño oscuro endemoniadamente despeinado y un par de ojos castaños. Físicamente no eran muy parecidos, pero el carácter de ambos era increíblemente similar, desde la forma de pensar y los gustos hasta las expresiones que hacían. Esto era lo que los convertía en la perfecta pareja de bromas, e incluso en los peores enemigos uno del otro.
Los gritos y risas de júbilo de el par de hermanos fueron silenciadas cuando su madre entró en la habitación.
-Niños, tranquilos ¿por qué tanto alboroto?.-Preguntó la mujer de un largo y hermoso cabello cobrizo, se trataba de Dorea Potter.

-¡Las cartas mamá, las cartas!.-Exclamaron James y Jaymie a la vez, mientras se acercaban a su madre agitando las ya mencionadas cartas.

-¡Que bien!.-Exclamó la mujer llena de una fingida emoción.-ahora, por favor vayan y recojan el desastre que hicieron en la cocina.-Dijo la mujer señalando la puerta blanca que conducía a dicha habitación..
-Fue culpa de las elfinas.-Se excusó James inmediatamente mientras señalaba a Dalia, una de las tres elfinas domésticas.
Dalia palideció en cuanto James la señaló, soltó un pequeño chillido de temor y entro en el estudio del señor Potter a toda prisa.
-Eso es mentira .-Dijo Jaymie mirando a James con irritación.-En realidad...Todo fue culpa de James, el me obligo.-Chilló Jaymie fingiendo llorar.
(...)
La mañana del primero de septiembre por fin llegó, la mansión Potter jamás se había visto tan pulcra y ordenada, esto se debía a que las bromas y los constantes desastres habitualmente causados por Mellizos por fin habían cesado, esto gracias a lo ocupados que habían estado encargándose de guardar y empaquetar sus pertenencias.
James fue el primero en estar listo, por lo que decidió ir a "ayudar" a su querida hermana.
-¿Te falta mucho?.-Preguntó James entrando en la habitación con una sonrisa traviesa.-¿te ayudo?

Jaymie dejó de doblar su ropa y miró directamente a los ojos de su mellizo, algo no iba bien, ¿James Potter ofreciéndose a ayudar a su hermana menor?, eso tenía que ser una trampa.
-No, gracias James, no necesito mas retrasos.-Dijo Jaymie continuando con su actividad aun que no dejó de mirar a su mellizo, en espera de cualquier cosa sospechosa.
-Vamos Jaymie, no te hará daño algo de ayuda.-Dijo James adentrándose en la habitación hasta quedar frente a su hermana.
Jaymie observó a su hermano unos segundos y notó que escondía su brazo detrás de el, inmediatamente supo que se trataba de su broma así que con agilidad tomo el brazo que ocultaba y lo torció, James se sorprendió tanto que soltó inmediatamente lo que sostenía.
-¡Esa es mi rana de chocolate!.-Exclamó Jaymie con fiereza.
-Vamos Jaymie comparte.-Se quejó James una vez que Jaymie lo soltó y tomo la rana de chocolate.

Jaymie sonrió burlona, sacó la rana de chocolate de su empaque y se la metió toda a la boca, James al ver esto no pudo evitar soltar una carcajada. Y para cuando Jaymie se dio cuenta de lo que sucedía ya era demasiado tarde, ya había tragado el chocolate.

Los merodeadores y la PotterWhere stories live. Discover now