•Capitulo 17

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James observaba horrorizado la sangre que salía del brazo de su hermana, con ayuda de Sirius y Peter la llevaban hasta la enfermería.

—Madame Pomfrey ¡Necesitamos ayuda!.—Grito James una vez que estuvieron afuera del lugar.

(...)

Cuando Jaymie abrió los ojos lo primero que vio fue el techo de la enfermería, intentó moverse y lo único que consiguió fue una fuerte punzada de dolor que le recorrió todo el brazo derecho, con un quejido logró sentarse y por fin examinar el lugar.

Era de mañana, el resto de las camas estaban vacías a excepción de una, la que estaba a su lado, al ver a ese par de chicos dormidos con las mejillas pegadas y los cabellos alborotado no pudo evitar sentir una ternura extrema.

—Chicos...—Jaymie los llamó desde su cama.

No hubo respuesta, por lo que la chica soltó una pequeña risa mientras decidía levantarse.

—¡Black, Potter!.—La potente voz de la profesora McGonagall provocó que los tres jóvenes pegaran un brinco por el susto.

—Profesora...¡Jaymie!.—James interrumpió la frase y corrió a abrazar a su hermana con fuerza seguido por Sirius.

—Lamento interrumpirlos, pero el director quiere verlos.—Dijo la profesora con seriedad.—Ahora.

(...)

Cuando la estatua reveló la escalera hacia la oficina del director no pudo evitar tomar la mano de su hermano, tenía tiempo que no lo hacía, pero estaba realmente asustada.

Mientras subían las escaleras apretaba con más fuerza la mano de su hermano, incluso el emitió un quejido pero no la soltó.

—James, Sirius Pueden pasar.—Dijo la profesora después de avisarle al director que los jóvenes se encontraban ahí.

Jaymie al escuchar esas palabras miro a James con preocupación y le dio un pequeño beso en la mejilla.

Unos segundos antes de entrar Sirius le dedicó una sonrisa a Jaymie y se acercó a ella simulando besar su mejilla pero en realidad susurró "Fue un placer conocerte" con un tono burlón.

Los minutos pasaron y por fin salieron James y Sirius, ambos estaban demasiado serios y callados.

—Tienes que entrar.—Dijo James tomando la mano de su hermana.— Todo estará bien, tranquila.

La cobriza miro a su hermano y a su amigo y beso la mejilla de ambos antes de entrar a la oficina del director.

Jaymie no se pudo dar el lujo de contemplar aquel bello lugar por la sorpresa, Remus estaba parado frente al escritorio del director, pero estaba mirando a Jaymie.

—Remus.—Lo llamó Jaymie con preocupación y sorpresa a la vez.

El apuesto chico de cabellos castaños Ya no parecía ser tan apuesto, sus bellos ojos castaños ahora estaban tristes, rojos y con ojeras, su piel ahora estaba pálida y su cabello que solía estar siempre bien peinado estaba hecho un completo desastre .

—Señorita Potter, bienvenida, pase.—La invito el Director con una voz tranquila y amable.

Jaymie aún confundida camino hasta el escritorio y se posicionó junto a su mejor amigo.

—No la voy a regañar.—La tranquilizó el Director.— Pero me parece que el joven Remus tiene que hablar con usted.

Jaymie algo confundida miro a su mejor amigo, esperando alguna explicación.

—Jaymie...el hombre lobo que te hirió anoche...fui yo.

Los merodeadores y la PotterWhere stories live. Discover now