•Capitulo 16

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Era una fría noche de noviembre, James, Sirius y Peter bajaban sigilosamente las escaleras, Sirius de vez en cuando soltaba pequeñas risas que trataba de ocultar tapando su boca.

Una vez los tres fuera de la sala común, comenzaron a correr por los pasillos, bajando escaleras lo más rápido que podían, tratando de no hacer mucho ruido y cuidándose de los prefectos, cuidándose de que nadie los estuviese siguiendo.

Sin embargo, no se percataron de que una cobriza los seguía de cerca, aún más sigilosamente, Jaymie que estaba durmiendo en uno de los sillones de la sala común despertó gracias a las risas y susurros de sus mejores amigos.

Por unos segundos pensó que tal vez irían a la cocina, pero al ver que en ves de ir a la cocina usaban uno de los pasadizos que los llevaban afuera supo que estaban tramando algo.

Corrieron por los jardines del castillo y una vez que llegaron al sauce boxeador James sacó su varita y apuntó al sauce boxeador, de pronto el sauce dejo de moverse, solo se podía ver cómo el aire movía las hojas y ramas de este.

Jaymie observó a lo lejos a su hermano y a dos de sus mejores amigos entrar por un hoyo.

Más que sorprendida estaba enojada y decepcionada, no podía entender el por qué, porqué sus amigos no le hablaban sobre lo que hacían.

Unos minutos después James, Peter y Sirius salieron del hoyo riendo y jugando, James lanzó nuevamente el hechizo al árbol y siguieron empujándose mientras reían.

Jaymie observó a su hermano y a sus mejores amigos alejarse, una vez que estaban lo suficientemente lejos como para no verla ella salió de su escondite y corriendo se acercó al árbol.
Cuando estaba unos metros antes de que el árbol pudiese golpearla sacó la varita de su túnica y susurró "Inmovilus"

Una vez que el árbol dejó de moverse bruscamente, Jaymie se adentró por aquel hoyo.

Los ojos de Jaymie inspeccionaban el lugar, la vieja y podrida estructura del lugar solo le provocaba fruncir el ceño incómodamente, inmediatamente reconoció el lugar como la casa de los gritos.

Los ruidos de la madera siendo arañado provocaron un gran temor en Jaymie, ella temerosa camino por la casa procurando no hacer mucho ruido, los ruidos y gruñidos se hacían más claros y fuertes mediante ella subía las escaleras.

Con el corazón martillándole el pecho abrió una de las puertas, encontrándose con una habitación vacía y los gruñidos comenzaban a aumentar, algo temerosa Jaymie apuntó a la siguiente puerta con su varita y lentamente la abrió.

Lo que había detrás de esta asombro tanto a Jaymie al punto de que la varita se le calló de las manos y pegando un grito se giró para salir corriendo.

Aquella cosa que había visto, jamas habría esperado encontrársela, era una criatura, peluda, con unas enormes fauces y dientes afilados, no era un animal, era un Licántropo.

Jaymie bajaba las escalera mientras sentía las lágrimas bajar por sus mejillas, gritando por ayuda desesperadamente mientras la bestia se acercaba a ella rápidamente.

Unos metros antes de llegar a la entrada la criatura se abalanzó sobre la chica tirándole al suelo.

Jaymie estaba histérica, trataba de huir de la bestia pero lo único que logró fue que la criatura le rasguñara el brazo.

—¡Expeliarmus!

Los merodeadores y la PotterWhere stories live. Discover now